Con agradables melodías, en las que predomina una impronta rockera y una prolija producción con la que pareciera dejar atrás su etapa musical más caótica, Charly García vuelve a apostar a la canción con Random, su interesante, autorreferencial y parejo nuevo disco de estudio, que saldrá a la venta el viernes 24, en todos sus formatos.

Una primera escucha de este trabajo, que llevó varios años de preparación, deja una agradable sensación de reencontrarse musicalmente con el Charly previo a su etapa Say No More, con pasajes que recuerdan a discos como Filosofìa barata y zapatos de goma o La hija de la lágrima, más allá de que mantiene ese concepto en la gráfica que acompaña el disco.

Grabado en los estudios Cathedral, Los Pájaros y el móvil Say No More, con la colaboración de Guillermo "Tato" Vega, los Turf Fernando Caloia y Nicolás Ottavianelli y Nelson Pombal; y masterizado por el legendario Joe Blaney y Ted Jensen, en Estados Unidos,Random suena pulido y preciso, sin que nada falte ni sobre.

El arte de tapa es una pintura del propio Charly, en donde se puede ver a una mujer en una cocina, con alguna referencia bastante críptica a los pescados, en un estilo similar al que el artista había mostrado en otras oportunidades, como en el caso del disco Tango 4. "Acá estoy, tratando de ganarme unos pesos", dijo un Charly de buen humor, a través de un breve video que acompañó la escucha del disco, organizada por Sony.

El disco abre con La máquina de ser feliz, el tema de difusión que ya pudo escucharse en las radios, que en su inicio remite a De mí, asume hacia el medio del tema un tono floydeano y se va con un tranquilo solo de guitarra. Sin embargo, más allá de tratarse del corte elegido para la promoción el disco, la canción, de tono relajado, opera como una amigable invitación para adentrarse en algunos tracks más rockeros.

En este sentido, aparece Ella es tan Kubrick, la segunda canción, que podría ubicarse a mitad de camino entre Ella es bailarina y Cucamonga dance, con una secuencia de teclados que oficia de riff y abundantes referencias al mundo cinematográfico con menciones a Lolita, El resplandor y Nicole Kidman, además, por supuesto, del famoso director.

Primavera presenta una introducción country, con la guitarra haciendo las veces de banjo, y una base rítmica que recuerda a los primeros Rolling Stones, cuando abordaban repertorio blusero. Hacia la mitad, el tema gana en intensidad con un toque más rockero aportado por las distintas capas de teclado.

"Ahora que estoy rehabilitado, saldré de gira y, otra vez, me encerrarán cuando se acabe, y roben lo que yo gané", dice un pasaje de la letra, en donde García vuelve a sacar a la luz su histórico enojo con los "vampiros" de la industria; para luego rematar con un esperanzador: "Porque siempre estaré pronto a renacer, porque hoy ya estoy más joven que ayer".

Rivalidad tiene un aire a Fanky, aunque sin la famosa base de la guitarra, lo cual ya la ubica en un lugar diferente, que se desdibuja hacia un tono más melodioso a medida que avanza el tema. Antes de su cierre con una suerte de scat, Charly narra una situación que indudablemente le tocó vivir con algún vecino poco paciente en su legendario departamento de la calle Coronel Díaz.

Otro es un rock arrastrado con un ritmo bien marcado que, de tan breve, comienza a redondearse cuando apenas pareciera que está entrando en calor. El final presenta un pequeño caos sonoro, pero siempre controlado. Le sigue Lluvia, una balada rockera, de letra dulce, con un piano eléctrico que marca el motivo musical de la canción y un órgano hammond que se cuela para aportar nuevos matices.

Believe, único corte en donde la batería está a cargo de Antonio Silva, es un notable homenaje al rock inglés de los '60, cantado en ese idioma y con una letra sencilla, que remite al Rain de los Beatles, aunque sin el toque psicodélico. Las armonizaciones vocales de Rosario Ortega en los coros refuerzan la idea central de la canción.

En Amigos de Dios, Charly la emprende contra los telepredicadores que cada noche copan todas las señales con su acentro brasileño. "El cojo avanza y el mudo tiene voz", canta sobre una base con aires soul y, nuevamente, un hammond que aporta misterio a la melodía.

Los homenajes a las influencias siguen con Spector, una bonita balada que tiene su punto culminante en la modulación del tema, en donde salda deudas con el famoso productor, creador del muro de sonido y responsable de varios grupos vocales femeninos de los `60.

Mundo B cierra este trabajo, con un andar lento, arrastrado e intenso, que hacia el final parafrasea a George Martin, a partir de loops y cintas pasadas al revés, y alusiones a She loves you y I want to hold your hand.

En definitiva, Random da la sensación de recuperar pulcritud y previsibilidad para un artista que, desde sus obras cumbres hasta sus etapas más caóticas, siempre se esforzó por estar a la vanguardia y marcar el camino a seguir.

Fuente: Télam