Pertenecen a diferentes géneros y es la primera vez que tocarán juntos. El cierre del Otoño Cultural unirá a la Camerata San Juan, La Oveja negra y los García, el grupo La Costa, Claudio Rojas y el Dúo Díaz Heredia, todos con el eje de la orquesta de cuerdas, con arreglos especiales para esta presentación. La idea, sin duda, era un desafío, pero los músicos y el director se echaron la tarea al hombro y se pusieron a trabajar.
Una sala de la escuela de Música los albergó hasta que todos los músicos tocaron la misma nota y las voces se amalgamaron con la orquesta. Así, a través de la música, el hielo se fue derritiendo y estos músicos tan diferentes encontraron el punto justo.
El maestro Gustavo Plis Sterenberg, director de la Camerata San Juan, comanda este "concierto especial" como él mismo lo define. La primera vez que ensayaron con los rockeros de Oveja negra para el director, fue una experiencia "sensacional. Todo fluía con facilidad", contó. La segunda vez fueron perfeccionando la canción que tocaran juntos, que tiene arreglos musicales de Carlos García, el vocalista de la Oveja. La experiencia "esta buena" dice García, porque era algo que querían hacer como banda y la invitación de la Secretaría de Cultura sirvió.
Cargar dos pisos con los instrumentos no fue tarea fácil para las bandas, tanto para la Oveja como para la Costa. Pero no hubo gestos de molestia, ni de hartazgo. Al contrario, el entusiasmo porque el proyecto funcionara era evidente.
Mientras sonaba una versión de la bachata in Fukouka de Juan Luis Guerra, cantada por la Costa, con el acompañamiento de violines y cellos de la Camerata, la batería de la Oveja tomaba forma y la trompeta y el saxo dejaban sus estuches. El violinista Pablo Grossman, codirector de la Camerata, buscaba la armonía de los instrumentos, mientras Enzo Pérez, encargado de los arreglos, seguía con atención el ensayo. "Espero que el resultado sea 350 veces mejor que los ensayos" comenta Plis Sterenberg, quien supo ser flexible a este encuentro de músicos con distinta formación. "Hay que saber bajar, uno no es más que cualquiera del resto de los músicos", dice.
"Tenemos entusiasmo, es algo nuevo que vamos a hacer, y hay algo de incertidumbre también." , dijo Javier Salas uno de los cantantes de la popular banda de cuarteto. Son nueve en total, con sus instrumentos, mucha percusión, güiro, timbales, tumbadora, teclados, guitarra. Exactamente el mismo número de integrantes que la Oveja, que además suma trompeta y saxo. Una multitud buscando encontrarse en las partituras. Y como si no hubiese sido poco el esfuerzo de fusionar una canción con cada banda, en el final de este concierto, todos los participantes interpretarán juntos el candombe Amándote.
Aún cuando quizás no conozcan sus nombres de pila. No hayan tenido tiempo de intercambiar alguna experiencia de sus vidas, porque no hubo tiempo para presentaciones. Quizás esta noche, cuando el show termine y los colmen los aplausos, las personas detrás del instrumento se reconocerán, sin necesidad de nombres, unidos por la misma pasión, la música.