Con La Traviata, presentada el año pasado, el 15 de octubre, comenzó el desafío de adaptar el escenario del Auditorio Juan Victoria a las necesidades de una ópera completa. Para aquella puesta, como transcurre dentro de grandes salones y una casa de campo, "el Auditorio se prestaba más para lo festivo" explicó Ricardo Elizondo, director de la puesta.

La característica, que se repite en Tosca, fue que la escenografía no podía fijarse ni en el piso ni en las paredes por lo tanto se apeló a otras formas que se sostuvieran por sí mismas y no dañaran el piso y paredes del escenario. Se agregaron paneles simulando ventanas, balcones móviles y varias lámparas tipo araña suspendidas del techo. Anteriormente los títulos de la Fundación Ópera de San Juan se realizaron en el Teatro Sarmiento, algunas con grandes decorados. Minimalista, pero no por ello escasa, la escenografía en el Juan Victoria fue complementada por las más de 100 personas sobre el escenario entre orquesta, actores y el coro, todos vestidos de época. La ópera de Verdi, que relata la historia de amor de Violetta y Alfredo, fue aplaudida de pie por una sala colmada.