Hacen sólo 5 días el Mozarteum ofreció un conjunto de cuerdas checo que inició su concierto con una obra de Arcangelo Corelli (1653-1713), el más grande de una pléyade de violinistas italianos que impulsaron la transición de la imitación de la música vocal a formas genuinamente instrumentales. Pero como todo arte depende de sus medios de expresión, no es casual que esa gran escuela italiana de violines floreciera al mismo tiempo en que Antonio Stradivari (1644-1737), discípulo de Amati, creaba su propio estilo. Estos instrumentos de cuerda de la escuela de Cremona, se fueron desarrollando hasta que en la primera década del siglo XVIII el nombre Stradivari se hizo todo un símbolo del cual son embajadores los 6 músicos que deleitaron este sábado en el Teatro del Bicentenario. Sin embargo, las 3 obras no eran italianas del siglo XVII sino germanas de los siglos XIX y XX. Richard Strauss (1864-1951) es un romántico post-Wagneriano. Fue un niño prodigio. Gran sinfonista, es especialmente famoso por sus óperas y no deja de ser curioso que después de 2 obras bastante "Wagnerianas" que no tuvieron éxito, saltó a la fama con una ópera "revolucionaria" como Salomé de 1905 y después se hizo mucho más "suave" y hasta mozartiano con El caballero de la rosa de 1911. Su ópera Capriccio es de 1942, inspirada en una ópera de Salieri: "Prima la musica e poi le parole". ¿Importa más el texto o la música? Strauss y su libretista Clemens Krauss no hicieron una ópera en el sentido usual, sino una "filosofía sobre la ópera". Para Mozart -a quien admiraba Strauss- la música era por supuesto más importante, y creo que por eso antes de ninguna frase la ópera se inicia con un Sexteto de Cuerdas. A los 87 años, esta fue su despedida del mundo operístico y de alguna manera es casi una ópera "de cámara". 


Arnold Schoenberg (1874-1951), contemporáneo de Strauss pero con el camino inverso. Comenzó con obras románticas de las cuales su Sexteto (un temprano opus 4 de 1899) está todavía en la línea de un Wagner-Brahms. Pero a partir de 1908 abandona el romanticismo y crea un estilo atonal y desde 1915 el "dodecafonismo". Ambos sextetos son de Strauss y Schoenberg -el primero, obra de un anciano que "vuelve" a lo romántico y el segundo, de un joven de 25 años que "todavía" es romántico-.


El poeta alemán de "pre-guerra" Richard Dehmal (1863-1920) centra sus obras en el místico poder del amor y del sexo. En 1896 escribió: "Noche transfigurada" que tres años más tarde musicalizó Schoenberg en un solo cambiante y transformante movimiento. El inicio "Sehr langsam" (muy despacio) bajo la noche lunar nos describe la pareja en el bosque. En "etwas bewegter" (más movido) la mujer le confiesa que lleva en su seno un hijo que no es de él. "Schwer betont" (bien pronunciado) es una espera a la reacción del hombre. El "Sehr breit" (muy amplio) inicia el tema con el violonchelo que simboliza la voz masculina con la de la mujer (violín) como un "duelo". El "Sehr ruhig" (muy tranquilo) es la respuesta amorosa del hombre que no solo la perdona sino que acepta el niño como propio, "transfigurando" el tema de la noche oscura en una jornada "brillante y luminosa". Si los referentes de Schoenberg para su sexteto fueron Brahms y R. Strauss se pasa ahora al Sexteto op 36 de Brahms (1833-1897). A los 25 años, en 1858, conoce a Agathe von Siebold con quien se compromete en 1860 y le escribe su primer Sexteto op 18 y luego 5 Lieder para piano y voz, con títulos como Der Kuss (el beso) aunque uno de ellos, Scheiden und Meiden (Ruptura y huida), resultaría profética ya que poco después cortó su relación con Agathe. Entre 1864 y 1865 escribió su segundo Sexteto en Sol Mayor op 36 al que tituló Agathe como un intento de perdón y a la vez como una catarsis diciendo: "Me he liberado de mi último amor". Como en alemán las notas son letras, La-Sol-La-Si-Mi equivalen a las letras A-G-A-H-E (sin la "T"), tras unos compases introductorias del Allegro non troppo se adivina la melodía "A-G-A-H-E". El Scherzo es muy delicado y aparece casi de golpe un Presto "Giocoso" en el que Brahms muestra su cariño por el ritmo húngaro. El Adagio posee variaciones y diversidad de ritmos y hasta episodios de fuga. El Poco Allegro final es paradójicamente muy intenso. Brahms era perfeccionista y destruyó muchas obras "juveniles" y otras inconclusas. Sólo en su madurez se "animó" a la Sinfonía que consideraba un patrimonio de Beethoven y como los cuartetos y quintetos de cuerda eran patrimonio de Haydn y Mozart comenzó con los Sextetos que tenían un solo antecedente en Luis Spohr y desde entonces este género queda vinculado a él, siendo "continuado" por Strauss y Schoenberg. Sexteto musicalmente excelente, pero quizá esperábamos algún bis "cortito" de música italiana que encarnara el nombre de Stradivari. En pocos días San Juan escuchó a dos conjuntos fuera de serie.