El Museo Nacional de Bellas Artes adquirió una obra del sanjuanino Carlos Gómez Centurión, que permanece expuesta en una de las 18 nuevas salas dedicadas al arte argentino, que estuvieron en obra casi dos años y fueron reinauguradas recientemente en el complejo ubicado en Buenos Aires, dueño de uno de los mayores patrimonios artísticos del país y de Latinoamérica.
"Soy el único pintor sanjuanino en la colección, porque también está otro sanjuanino, Oscar Pintor, es un gran fotógrafo, somos los únicos" contó a DIARIO DE CUYO Gómez Centurión.
El cuadro del artista local fue adquirido en medio de un plan de adquisiciones que encaró el MNBA para completar su colección de arte nacional, ya que habían detectado que aunque era muy variada y representativa de todo el país, llegaba hasta los años 60, por lo que decidieron completar el Siglo XX y llegar hasta el 2000. "El 90 por ciento de la colección de un museo no se muestra y estar seleccionado en ese 10 por ciento que se sí muestra, es importante."Estar en el Museo Nacional de Bellas Artes es donde todo pintor quiere estar", analizó.
Además, Gómez Centurión, opinó sobre "lo interesante de la actitud del museo de reparar esa falta, hay artistas que han donado, artistas que se les compró, toda una política de adquisiciones, y de las que hicieron en las provincias, en San Juan me eligieron a mí. La compraron este año’, dijo el artista quién evitó revelar en cuánto fue adquirido su pintura, que data de 1998, una época en que integraba el grupo El mito real, junto a Víctor Quiroga de Tucumán, y Enrique Collar de Paraguay, con quienes trabajaron durante 10 años rescatando mitos y leyendas de la Cordillera y religiosidad popular.
"El lavatorio de las ropas de Aballay, el difunto" (foto) es un óleo sobre tela de 1.80 x 1.40, que recrea un rito que rescató que se había "antiguamente en San Juan, después de muerta y enterrada la persona, se velaban las ropas. A la mañana siguiente se iban a un curso de agua, se metían al agua y lavaban la ropa. Mataban el perro del fallecido y lo enterraban con las ropas del difunto. Era el mensajero en el más allá" relató Gómez Centurión, destacando la similitud de estos ritos norteños y que también se dieron en la provincia, según los relatos que obtuvo, con los ejecutados por egipcios, sumerios y los mismos incas.

