Durante el extenso y agobiante confinamiento del 2020, Ignacio Soria decidió matar el tiempo haciendo lo que más le gustaba: música. En su casa de Valle Fértil grababa personales versiones de temas conocidos y las subía a sus redes sociales, sin imaginar siquiera lo que pasaría después. Un día, luego de ver y escuchar sus propuestas, lo contactaron de la producción de Estamos Conectados -envío de la TV Pública- para que vía streaming participara del programa. Y no solo fue así, sino que a raíz de esto Lito Vitale supo de él y lo invitó a grabar a su casa-estudio en San Telmo. Apenas pudo viajar, Nacho partió rumbo a Buenos Aires y lo que encontró allá fue mucho más de lo que había pensado: "Un ídolo', "Un genio' que lo recibió con los brazos abiertos, con quien trabajó una canción emblemática -Muchacha ojos de papel- para luego grabarla. Como un tesoro guardó el video, hasta que 2 años después -la semana pasada- decidió colgarlo en sus redes. Allí tomó vuelo propio, comenzó a ganar otros espacios y también elogios, que se multiplicaron. 


"Yo llegué al estudio de Lito sin nada, ni siquiera había llevado una púa para tocar la guitarra, le tuve que pedir todo prestado a él', contó a DIARIO DE CUYO Nacho, por entonces un chico tímido al que le gustaba mucho la música. "Era mi favorita del mundo, porque me vinculó muchísimo con Spinetta, con el rock argentino y con la música de Argentina en general. Le tengo un cariño muy grande, por eso la elegí', explicó. "Estábamos los dos ahí sentados, craneando la canción, fue hermoso de verdad, una experiencia increíble', agregó casi como si necesitara volver a ver el video para creer lo que pasó. 


"Lito es muy generoso con la gente joven, siempre está al lado de los artistas emergentes, un tipo con la mente abierta, dispuesto a charlar de lo que sea y a hacer la música de lo que sea, es un capo', marcó sin escatimar elogios. "Para mí fue entender que artistas que admiro, como él, que tengo como dioses o semidioses, son humanos. Lito es un tipo sencillo, humilde, que me hizo sentir súper cómodo a pesar de la eminencia que es y lo que ha hecho en el mundo de la música. Sentirme tan cercano a él creo que fue lo más lindo que me pasó, más allá de todo lo musical. Estar ahí, con tan poco... Yo soy de Valle Fértil, un lugar recóndito, y de la nada aparecer en ese estudio por donde ha pasado tanta gente grosa y grabar con él... es increíble', expresó el joven de 21 años, quien sostiene que ese encuentro marcó un antes y un después. ¿Por qué? Porque confirmó nada más y nada menos que una vocación. 


"Fue un momento que cambió mi vida para siempre, más que nada porque si bien yo estoy en la música desde chico, no sabía bien qué quería hacer y esa experiencia me sirvió para ratificar el camino', explicó.


Hace un año Ignacio se fue a vivir a Córdoba, donde estudia producción musical y trabaja en el rubro. "Ultimamente estoy componiendo y grabando mucho. Si todo va bien, tal vez el año próximo vendrá el álbum', adelantó Soria, cuya marca va por el R&B, con mucho de jazz y blues, aunque atravesado por la música que desde pequeñito escuchaba en casa -folclore, rock y pop de los "80 y "90- y otras en las que va incursionando. "Cada vez los géneros van desapareciendo, es más difícil encasillar una música, es tan variada y rica...', opinó con seguridad el artista, que se dio el gusto de entonar sus composiciones, y con muy buena repercusión, en la última fiesta de la juventud (en el Estadio del Bicentenario); y que pronto a regresar a sus pagos para las fiestas, ya ha agendado un par de fechas en la ciudad. Un presente que tampoco visualizaba hace un par de años, porque ni siquiera sentía que podía componer, confesó. 

"La persona del video con Lito no es la misma que soy ahora, pero lo quería mostrar porque es muy importante para mí'.

"Cuando yo empecé en el Valle, nunca pensé que iba a escribir canciones. Yo simplemente tocaba y cantaba. Después me compré un micrófono y una placa para empezar a grabar y lo que hacía era reversionar canciones que me gustaban, no pensé que podía escribirlas', relató el cantautor, que luego hizo un parate. "Necesitaba encontrar otras referencias, buscar otras cosas. Ahí es cuando me encontré con la producción musical, que es lo que estudio ahora, la creación de música, de sonido en estudio, y me fui por ese lado. Eso también me llevó a escuchar muchísima música, todos los géneros que te imagines, y a darle más bola a los instrumentos. Aprendí a tocar piano, guitarra eléctrica, percusión, porque eran necesarios para poder producir y no depender tanto de otros, concentrarme en mi música y en lo que yo quería hacer', acotó el artista, para quien las limitaciones no fueron un no. 


"No tenía todo, menos viviendo en mi querido Valle Fértil, que la ciudad más cerca es San Juan a 250 kms, pero me las arreglé atando con alambre (risas). Además mis viejos siempre me apoyaron. De puro curioso, de metido, empecé a estudiar por mi cuenta en Internet y encontré un mundo de posibilidades que ni hubiera imaginado cuando era un músico de fogón. En el Valle no hay conservatorio ni nada de eso, así que me las rebusqué y encontré las herramientas que buscaba. También empecé a leer muchísimo, me metí el mundo de la Literatura, de la poesía, que inspira un montón para escribir, como Borges, García Márquez... Costó el doble o el triple, pero se pudo. Con todas las ganas que tenía de hacer música, nunca tuve excusas', expresó Nacho. Y reconoció: "Sigo en el proceso, todavía no me considero músico ni compositor como los que admiro, me falta muchísimo, pero hay cosas que no me imaginaba que iba a conseguir y las conseguí'.