Fue un show único, porque si bien cada presentación -que las hubo y varias este año- es motivo de entusiasmo, la gran gala anual tiene su propia magia. Tal vez porque fue un año más de aprendizaje y amistades, quizá porque es de las pocas veces donde todos los núcleos se reúnen, o a lo mejor porque en esta edición tuvieron una invitada muy especial. ¡O todo eso junto! Lo cierto es que el concierto que ayer brindaron todos los pequeños que integran la Orquesta Escuela San Juan, que organiza Jorge Rodrigo -los dos grupos de Rawson, los dos de Capital (Escuela de Música y Sociedad Israelita), el de Sarmiento, el de Rivadavia- volvieron a deleitar a familiares y admiradores en el Auditorio Juan Victoria, acompañados por primera vez por Cande Buasso, que cantó al final -su faceta más conocida- y también tocó el contrabajo, instrumento en el que incursiona. Siempre fresco y cada año más pulido, recorrieron diferentes melodías y ofrecieron su Noche de Paz, entre sonrisas y emociones.