Era una glamorosa noche la del 24 de marzo de 1986 en el Dorothy Chandler Pavilion de Los Ángeles, donde se llevaba a cabo la 58va entrega de los Premios Oscar, con megaproducciones como África mía, Cocoon, El beso de la mujer araña, Volver al futuro, A chorus line, entre otras. Un joven Robin Williams, que oficiaba de anfitrión junto a Jane Fonda y Alan Alda, presentó a la dupla encargada de dar a conocer al ganador de Mejor Película en Lengua Extranjera: Jack Valenti (ex presidente de la Asociación Cinematográfica de Estados Unidos) y la prestigiosa actriz argentina Norma Aleandro, quien estaba en el país del norte promocionando su film y fue invitada por la Academia para ser parte de la ceremonia. Con su enrulado cabello suelto y diseño de Elsa Serrano (vestido largo de encaje negro bordado sobre raso de seda natural roja, con hombreras y profundo escote), dijo para introducir el rubro que "el milagro de las comunicaciones modernas significa que la gente, donde sea que esté, tiene acceso al cine de todas las naciones", e inmediatamente dieron a conocer, entre ambos, a las aspirantes: Tres hombres y un biberón, de Coline Serreau (Francia); Cosecha amarga, de Agnieszka Holland (Alemania); Coronel Redl, de István Szabo (Hungría); Papá salió en viaje de negocios, de Emir Kusturica (Yugoslavia); y La historia oficial. Allí estaba la apuesta argentina -dirigida por Luis Puenzo y protagonizada por Aleandro y Héctor Alterio- de cuyo estreno se cumplen hoy 35 años; y que fue "la tercera es la vencida" de Argentina en los Oscar, luego de La Tregua, de Renán (1974) y de Camila, de María Luisa Bemberg (1985). Y, dato nada menor, la primera en traerlo a Latinoamérica.


Si bien el camino hecho por el film traía buenos augurios, Aleandro supuso que como había sido convocada a conducir, no se lo llevarían y ahí quedaba el asunto. No imaginaba que en ese sobre estaba un antes y después para el cine argentino. Distinto sentía Puenzo, quien contó años después que en aquel momento La historia oficial -que vieron 890 mil espectadores en su estreno en el país- era una película favorita, la que había cortado la ausencia nacional de más de 20 años en Cannes -donde se quedó con el Premio del Jurado- y ganado más galardones, como el Globo de Oro... "Así que estábamos agrandados", rememoró con una sonrisa.


Ante una sala expectante, Valenti le pasó el sobre sellado a Aleandro, quien pronunció la famosa frase "And the winner is..." (Y el ganador es...). Con visible ansiedad rompió el papel, provocando la risa de Valenti; se quedó por un instante en silencio (dijo que no había llevado sus lentes y que encima el título estaba escrito en inglés, algo que no esperaba) mientras su coequiper ya la felicitaba; y tras lanzar un "God bless you" (Dios los bendiga), Norma finalmente completó la frase: "The official story"; tapó su boca en gesto de asombro y abrazó a Valenti. Las cámaras se fueron a Puenzo, muy elegante también, levantándose de la platea y dirigiéndose al escenario a recibir el que se convirtió en el primer Oscar para el cine de Argentina y de Latinoamérica. Valenti le dio la estatuilla a Puenzo, quien se abrazó brevemente con Aleandro, resopló y en básico agradeció el honor, recordó el último golpe militar en el país (se cumplía exactamente una década, ¡vaya casualidad!) y expresó que nunca olvidará esa pesadilla pero que empezaban nuevos sueños en el país. Su breve discurso estaba a tono con el argumento de la película que, aunque "ficción pura" -como supo aclarar-, se remonta a 1983, cuando una profesora de historia comienza a atar cabos sobre el origen de la niña que tiene con su esposo empresario; y a dudar de "la historia oficial" que conoce (ver aparte).


En Argentina, el resto del elenco pegado al televisor saltaba de alegría. Incluso a la pequeña Analía Castro, de 4 años, ("Gabi" en el film) la despertó su mamá, saltando de felicidad junto a su abuela porque habían ganado el Oscar; mientras allá un sorprendido Dustin Hoffman invitaba a Puenzo y a Aleandro a cenar, para conocer cómo se trabajaba por estos rincones del mundo. Y esa bien podría ser otra película. 


Puenzo empezó a tejer con Aída Bortnik el guión (que también fue nominado a un Oscar, algo poco usual para un film extranjero) durante los últimos coletazos de la dictadura. Héctor Alterio dijo que sí en cuanto recibió la propuesta. A Aleandro no la conocía personalmente, pero sabía que tenía que ser ella. La convocó, se encontraron en un bar, le contó la historia que estaban escribiendo, ella lloró y le dijo que lo pensaría. Así un par de veces, hasta que aceptó. Igual que Bortnik y Alterio, Aleandro venía del exilio en España. "Estábamos con el tanque muy cargado, teníamos muchas ganas de hacerla", recordó Puenzo; y con esas ganas arremetieron, pese al contexto y a las carencias. Buena parte de La historia oficial fue filmada en su casa y en su oficina por "falta de guita". "No teníamos un mango, era una película muy chica y en un momento mi mujer me vio que no dábamos pie con bola con la locación, no teníamos plata para pagar un lugar que sirviera y con la cantidad de rodaje...", narró el director. Quizás ese ingrediente, además de la temática, hizo más emotivo el triunfo del cine argentino en aquel teatro abarrotado de monstruos cinematográficos cargados de recursos. (Fuentes: Gracias por venir, C5N, Film Affinity, Clarín, Wikipedia, The History Channel)
 

La historia

 

La historia oficial es un drama ambientado en los últimos años de la dictadura militar argentina. Una acomodada profesora de historia comienza a tomar conciencia de lo ocurrido en ese periodo. Tras una charla con una amiga del secundario, comienza a pensar que su propia hija puede ser una criatura "apropiada". Sus sospechas sobre los oscuros asuntos de su marido (Héctor Alterio) y el encuentro con una abuela de Plaza de Mayo que busca a su nieta (Chela Ruiz) son los motivos que la llevan a replantearse "la historia oficial" que conocía hasta entonces. En una irrefrenable búsqueda de la verdad, los resultados harán temblar la calma familiar e incluso irán contra sus propios intereses, ya que está de por medio su profundo amor por la pequeña Gabi y su destino.