En Tunuyán, a pocas cuadras de donde vivía Raúl Aguilera, está la casa de la hermana de María Cecilia Amenábar, quien fue esposa de Gustavo Cerati y madre de sus hijos. El guitarrista cuenta que, durante varios años, hubo innumerables reuniones familiares con asados mediante. No había vecino del barrio que no aprovechara para sacarse una foto con el ídolo rockero y líder de Soda Stereo. Pero Aguilera, que era un admirador incondicional, se lamentaba de que nunca tenía la chance de poder cruzarse con él, para conocerlo en persona. Pasó el tiempo y el músico mendocino se enteró -a través de un asistente que trabajaba en Soda- que en su estudio de grabación, en la pared, Gustavo conservaba un afiche de un show de Bokanegra y una foto del grupo. Y por esos giros del destino, llegó el día en que pudo por fin conocerlo. “Gustavo ya sabía quién era”, dijo el guitarrista que ahora lo emula en sus shows con su banda tributo. El propio astro fue quien le dio el reconocimiento público. En una entrevista radial que quedó en algún archivo perdido de tantas que dio, dijo: “Hay una banda genial que está en Mendoza, se llama Bokanegra. A la banda la hicieron antes de que yo sacara “Bocanada”, una mezcla de ese nombre con “Final Caja Negra”. Esos tipos están adelante”. Sus palabras no sólo le dieron una motivación importante para continuar, sino que con el pasar del tiempo, a casi 25 años de existencia, Bokanegra sigue girando como una de las mejores agrupaciones que logran reinterpretar y recrear la magia de Soda en el presente, cosa que volverán a demostrar en San Juan hoy. 

Raúl Aguilera, Pablo Salvi y Max giran por el país, y por escenarios del exterior, manteniendo vivo el legado con diferentes espectáculos temáticos. Por momentos hacen compilaciones de los grandes éxitos de Soda, como unas selecciones especiales de los temas de “culto” de la etapa solista de Cerati. En esta oportunidad, cuando suban al escenario del Auditorio Juan Victoria, ofrecerán “Una noche bajo las estrellas”, show que estará dirigido a las generaciones que han crecido con las icónicas melodías de “Juego de seducción”, “En la ciudad de la furia”, “Zoom”, “Cuando pase el temblor”, “Signos”, “Persiana americana”, “De música ligera” y otros hits infaltables. Pero también, será una invitación a los más jóvenes, a quienes tengan deseos de descubrir y conectarse con este vasto universo sonoro que dejó una gran huella en Latinoamérica.

Bokanegra emergió en medio de los últimos shows -muy recordados- de despedida de Soda Stereo en 1997. Durante los primeros pasos, hubo recambio de miembros, pero continuaron afianzándose en escenarios de Cuyo, Buenos Aires y Chile. Lo curioso fue que Aguilera, quien se puso al hombro esta iniciativa, pensaba que sólo sería un proyecto de tres meses. Pero…

 “Creí que esto tenía vencimiento muy pronto. Resulta que ya llevamos 25 años, tenemos canas y cuando tocamos, lo hacemos con la misma energía como si tuviéramos 16. No me arriesgo más con ponerle límite a esto. Con una vida adulta y ya hecha, más de una vez quise renunciar, pero la gente me pide que no abandone, porque necesita que sigamos. La gente sostiene esto”, contó el guitarrista mendocino a DIARIO DE CUYO.

Resulta notorio que este tipo de proyectos homenaje, a Soda Stereo y también a otras figuras de la escena nacional e internacional, estén en auge actualmente. Aguilera considera que no todo es lo mismo y que tampoco no alcanza con imitar o caracterizar. “Lo nuestro no pasa por vestirnos igual, pintarnos o parecernos, sino que a la hora de emular a Soda, queremos captar esa energía que me llenaba cada vez que los iba a ver en vivo y poder transportarla en el escenario”, remarcó Raúl; sobre todo porque “el hecho que el propio Gustavo nos haya reconocido nos puso en un lugar privilegiado, pero uno está expuesto al escrutinio de la gente y te obliga a que estés lo mejor preparado”.

Por otro lado, es consciente de que si hay público que sigue conectado a la magia de Soda, es porque hay actualmente una ausencia en la escena musical. “Hay muchas cosas que están girando hoy y te das cuenta de que son una bazofia. La magia de Soda sigue vigente porque no hubo recambio en la música. No digo que no haya bandas con capacidad de generar hechos artísticos importantes, pero resulta que la industria musical está puesta en otro lado, en una zona de pobreza absoluta”. Y a partir de aquí fue duro contra el mainstream de la industria. “Las canciones se hacen ahora en un mecanismo perverso de acumular guita. Si te fijás en los créditos de un tema de Bad Bunny, hay como 20 tipos que firman para decir dos palabras que se repitan todo el tiempo. El que hace melodía, el que hace letra, el asistente, el productor, el editor, todos buscan vivir de ese momento comercial, de un súper éxito, pero efímero, porque mueren en poco tiempo. Fijate con lo que ocurrió con Gangnam Style, fue furor un año y después no lo pasó nadie, está muerto y olvidado”. Siguiendo esa misma lína, Aguilera llegó a la conclusión de que “la gente de alguna manera busca contenido de calidad porque hay un hartazgo. Se ha perdido el eje, del verdadero sentido de disfrutar de la música como obra de arte. Es un tiempo donde no se disfruta de la experiencia y se tira lo que no sirve”. El músico mendocino puso como ejemplo la experiencia de disfrutar de un álbum físico de un artista favorito, como una ceremonia sagrada. 

“Escuchar un disco es un viaje, habla de un concepto, un discurso conectado con sus canciones. Pero las plataformas te exigen ajustarte a ciertos parámetros, que si no las cumplís, no las reproducirá nadie y las canciones se vuelven descartables”, opinó. De cara a este panorama, dijo con esperanza que hay una salida: “Ante el hartazgo de escuchar más de lo mismo, hay bastiones musicales que siguen en pie, como lo son las bandas tributo, por más que otra gente las denoste. Cuando se termina la función y un espectador con canas nos dice que está feliz de haber revivido la adolescencia, es el mejor regalo que podemos recibir de todo lo que hacemos”, definió. 

DATO

Una noche bajo las estrellas. Sábado 30 de marzo. 19 hs. Auditorio Juan Victoria (25 de Mayo y Urquiza). Entrada general: $2.500.