FOTOS DANIEL ARIAS 

Tarea monumental. Con removedor de pintura, cuchillas y lijas, la misión de los carpinteros es dejar la madera virgen y respetar las partes originales de puertas y ventanas para preservar el paso del tiempo de los elementos y respetar el patrimonio histórico.

Rasquetear, lijar, sacar la pintura vieja, curar, desinfectar y volver a pintar. Ese es el proceso de restauración que en estos momentos se está llevando a cabo en puertas y ventanas de madera de la Casa Natal de Domingo Faustino Sarmiento. Los distintos componentes del monumento histórico y museo nacional, que datan del siglo XIX, necesitan un mantenimiento que se realiza cada año y medio con el propósito de preservarlos, ya que con el paso del tiempo evidencian algún deterioro. Por ese motivo, el Museo cerró sus puertas al público a fines de diciembre y desde el 4 de enero, un equipo de 6 trabajadores dirigidos por Cristian de la Fuente se abocó a esas tareas. Como primer paso separaron las puertas y las ventanas que tienen más antigüedad. El procedimiento es manual y lleva muchas horas de trabajo: se ocupan de sacar la vieja pintura y lijar lo mejor posible para que la madera quede casi virgen. Una vez completadas las 46 puertas y ventanas, incluyendo marcos (tanto interiores como exteriores) se procederá a darles un tratamiento de desinfección para prevenir y eliminar plagas de termitas, que es una de las constantes amenazas que tiene el edificio de más de 200 años de existencia. El paso siguiente será aplicarles pintura nueva. DIARIO DE CUYO traspasó los muros de la casa del prócer y dialogó con De la Fuente sobre el arduo trabajo que viene encarando con su equipo: "Nos abocamos a realizar las obras sobre todas las aberturas que tiene la casa. Después, en una etapa posterior, nos ocuparemos de los muebles. Entre los cuidados que hay que tener en cuenta es que este procedimiento se debe hacer de manera manual, porque las puertas tienen detalles y formas que hay que respetar y mantener para que se vean tal cual fueron creadas. Por supuesto, el paso del tiempo de este material también debe respetarse. Para la biblioteca y las oficinas, como son maderas recientes, se trabajará con máquinas especiales", contó el carpintero.


Cuando comenzaron con las obras, los operarios se encontraron curiosamente con distintas maderas, tales como quebracho colorado, pinotea y pino brasil, que con el transcurso de los años fueron modificándose con anteriores reparaciones. Esta es la primera vez que le toca esta misión a este equipo, pero con un procedimiento de mayor profundidad. "La casa se comenzó a construir en 1801, por lo que hay puertas de quicio que tienen más de 200 años. Y las últimas puertas que se colocaron datan de 1956, época de la reconstrucción del ala norte que efectuó el arquitecto Daniel Ramos Correas, es decir que tienen 66 años", contó De la Fuente, que comentó que -como es sabido- la mayor preocupación son las termitas. Cada temporada, representan todo un desafío que la Casa debe combatir. Como ocurrió en una oportunidad en 2015, la desinfección será a fondo, tanto en la madera de las aberturas como en los techos y muros. El problema viene desde 1980, cuando fueron detectados por primera vez los nidos. A lo largo de varias décadas se han aplicado diferentes procedimientos para erradicar la plaga. Las colonias que se generan pueden producir más de dos millones de insectos capaces de generar daños estructurales irreversibles, como sucedió en 2002 cuando hubo que reemplazar 27 troncos del techo en mal estado. Por tal motivo se aplicará una fumigación profunda. Para cuando llegue el momento de pintar, que será una de las fases finales de la obra, el carpintero dijo que "lo decidido es mantener el color verde que fue el original, pero es una decisión final del Ministerio de Cultura de la Nación. Para este caso, hay documentos como el Sucesorio de Doña Paula y Clemente Sarmiento de 1866, donde describen las puertas de color verde al óleo". En cuanto a los marcos reconoció que, por el grave deterioro, habrá que reemplazar algunos y otros que reforzarlos. Todo el plan de restauración durará unos dos meses y medio, más un mes más con la desinfección. 


Dentro del programa de restauración y conservación, el museo contó con la capacitación y asesoramiento de la arquitecta María Elena Mazzantini, reconocida especialista que condujo la restauración de importantes edificios históricos de la Ciudad de Buenos Aires. 

El maestro carpintero Cristian de la Fuente (arriba) es el encargado de realizar las operaciones de restauración de 46 puertas y ventanas de interior y exterior de la Casa Natal. Las nobles maderas como quebracho colorado, pinotea y otras, cuentan con muchos años de antigüedad, por tanto, la mayor parte de los procedimientos debe realizarse de manera manual y casi artesanal, para prolongar la vida útil de estos materiales.
  • Imágenes en la memoria

 

Testimonios del pasado. Con imágenes de archivo inéditas, el público apreció cómo afectaron los terremotos a la Casa Natal de Sarmiento.

Por cumplirse un año del terremoto del 2021 y también para recordar el de 1944, ambos eventos fueron conectados por una intervención artística y digital en la fachada del Museo y Biblioteca Casa Natal de Sarmiento. La acción tuvo como nombre Memorias de la Casa e inició a la hora exacta del primer sismo, a las 20.49hs.; y duró hasta las 23.45hs. momento que se produjo el del año pasado. A través de una proyección audiovisual y el montaje de varios ladrillos de adobe como símbolo de los cimientos de la casa histórica y con una luz que alumbra sobre la grieta producida por el último sismo, en el muro del edificio, son los componentes de una muestra que tiene  como propósito, ser un llamado a la reflexión sobre el pasado reciente. El público que circulaba por la peatonal de manera casual, se acercó y con sus celulares, leían un código QR con información específica de los acontecimientos naturales y de cómo afectaron la estructura de la casa de Doña Paula. La muestra quedará por todo enero y febrero; y se invita a que el espectador deje testimonios escritos o dibujos en la zona de los ladrillos de adobe. 'Al ser una casa construida con adobes de 1801, es un patrimonio que debemos cuidarlo, pero sabemos que es vulnerable ante la naturaleza. Esta grieta provocada en 2021, nos deja preocupados', mencionó Araceli Alcalá, quien junto a Melina Santiago y Marta Chávez, (trabajadoras del museo) idearon la intervención.