Están juntos hace 19 años. Hace 7 se casaron y su compañía de danza cumple este año una década desde que comenzó a funcionar. Natalia Luna y Javier Riveros llevan muchos kilómetros recorridos en el camino de la autogestión y de a poco lograron ganarse un lugar en el ambiente artístico sanjuanino. Ambos bailaron juntos desde el principio, pero hace unos 7 años sólo se dedican a las coreografías y la dirección del cuerpo de baile.
Para festejar la década aniversario, repondrán durante el año todas las obras que hicieron desde que comenzaron, e incluso invitarán a los bailarines que originalmente fueron parte de las puestas, para que compartan con los actuales. A fin de año harán una función especial invitando también bailarines de otras provincias.
‘Todo empezó porque veíamos que después de recibirse no había lugares donde bailar, sólo se bailaban en las funciones de fin de curso de los institutos. Por eso decidimos crear un espacio para seguir bailando. Invitamos a otros chicos y cuando teníamos el grupo, nos encontramos que no había mucho público para la danza, más que el público de fin de año de los institutos, los padres de los alumnos’, recuerda Javier sobre los inicios de la Compañía. Aún así siguieron adelante y estrenaron Tanjazzo (2007) en el Teatro Sarmiento. ‘Nos encontramos con 800 butacas para vender y no teníamos ese público.Todo era muy caro para nosotros. Fue muy difícil la primera obra’, dice el coreógrafo. Después aprendieron cómo es esto de ser independientes. ‘Empezamos a encontrar nuestro camino. Hicimos obras más seguidas en espacios más chicos, no convencionales, se empezó a crear un público que ahora nos sigue’.
Este actuar en salas de poco público trajo aparejado otro aprendizaje. ‘El bailarín está entrenado de otra manera, al presentarnos en salas chicas y tener tan cerca a la gente nos encontramos con la necesidad de otro tipo de entrenamiento, tomamos clases de teatro y eso fue transformando también nuestras obras, que al principio eran sólo de jazz, mutando a danza teatro’. En ese género comenzaron hace tres años, con la obra No pasarán, que presentaron en la Teatrina de ese año y sacaron segundo premio. ‘Cuando empezamos a hacer danza teatro, fue un mundo diferente, entrenar para otro producto diferente’
La compañía Riveros-Luna tuvo en este tiempo un gran recambio de artistas. ‘Pasaron muchísimos bailarines. Una vez fuimos 50, cuando nos dimos cuenta que eran muchas personas para una compañía independiente, ahora somos 12. Trabajamos a porcentaje cuando actuamos. La idea siempre fue pagarles un sueldo, pero se complica, lo que hacemos es afrontar todos los gastos de la compañía, los bailarines no tienen que aportar dinero’, explicó.
Para Riveros estos primeros 10 años marcan un hito. ‘Significa un logro muy importante. Me emociona mucho, junto con Natalia hablamos sobre esto de haber llegado 10 años manteniendo una compañía de danza independiente acá en San Juan donde es muy difícil, porque está todo pautado, planteado de una manera muy rara. Los chicos terminan de estudiar y ya no bailan porque no ven la danza como una carrera, porque no hay un espacio donde se les pague. Lamentablemente es así. Los pocos chicos que toman la danza como estilo de vida, no les queda otra que irse. Lo único que nosotros podemos ofrecer es poder bailar y crecer artísticamente. Pero la remuneración no es sustentable y terminan yéndose. Cada año es empezar de nuevo, quién deja, quién sigue. Nos afecta mucho. Pero hacemos el duelo y seguimos adelante’. Así son Riveros-Luna, una pareja de baile, en la vida y en el escenario, que sigue adelante pese a todo, motivados por su gran pasión, la danza.

