Es una artista internacional consagrada. Desde La Oreja de Van Gogh a esta parte, con una prolífera carrera en solitario, actuó en escenarios de todo el mundo. Esa trayectoria y su calidad musical hicieron que la expectativa por ver a Amaia Montero anoche fuera muy alta, incluso convocando a público de otras provincias. De jean y camisa negros, a sala llena, la cantante española debutó en estas tierras en Renatto, donde mañana sábado dará un segundo concierto, para el que aún quedaban entradas.

Puntualmente, a las 22.30 salió a escena y la platea estalló en un gran aplauso. "Es una gran alegría, un día muy importante estar aquí, voy a estar pasado mañana también (por mañana), es que me han dado tanto calor que, bueno, gracias", dijo, cálida, sencilla, mientras decenas de camaritas de celular registraban el momento.

La donostiarra comenzó mostrando un show sin fisuras, con el que recorrería sus pegadizas canciones de los primeros discos solista como Quiero Ser, Tu mirada, y por supuesto, desandar su tercer álbum, Si Dios quiere yo también, que tiene hits como Palabras, Los abrazos rotos y Darte mi vida. Una artista "de la hostia", para usar una expresión muy española, que al cierre de esta edición, dejaba todo frente a los sanjuaninos, con los que generó una conexión potente.