7 de mayo de 1824, en el Teatro de la Corte Imperial de Viena. Con otra ovación, la platea celebraba el esperado estreno, que había llegado a su fin tras el famoso cuarto movimiento (conocido como Oda a la alegría), que le dio el nombre de Sinfonía Coral. Se cuenta que el público aplaudía fervoroso y lanzaba sombreros al aire, mientras el propio compositor -que así regresaba a los escenarios tras una década de ausencia, en la que sería también su última aparición pública- seguía dirigiendo enfrascado en la partitura y en los sonidos que surcaban su mente. Entonces, uno de los solistas (ciertas versiones indican que fue la contralto Caroline Unger) le tocó el brazo y lo hizo girar hacia el auditorio. Recién en ese momento Beethoven se percató que el concierto ya había concluido y que la gente lo aclamaba. Su sordera -que había comenzado en 1802- era prácticamente total y consciente de la afección, la organización había puesto otro director, a quien los músicos realmente siguieron. Así fue el estreno de famosísima 9na Sinfonía, obra cumbre del genio alemán, de la que el próximo jueves podrán disfrutar todos los sanjuaninos, con entrada libre y gratuita, en el Auditorio Juan Victoria, en el marco de los 40 años de la UNSJ. Bajo la batuta de norteamericano David Handel, la Orquesta Sinfónica, el Coro Universitario (director Ramiro Chinetti), el Coro Vocacional (de José Domingo Petracchini) y los solistas María Belén Rivarola (soprano), Romina Pedrozo (mezzo soprano), Hernán Videla Torres (tenor lírico sanjuanino, radicado en Buenos Aires) y Alejandro Meerapfel (barítono) interpretarán esta joya de la música clásica, que -según señalan- hace cinco años no se ejecutaba en la provincia.

"Es una obra de gran belleza y demanda técnica, con una exigencia permanente; y en el caso de las voces, están exigidas al límite’, sintetizó en diálogo con DIARIO DE CUYO Petracchini, sobre la última sinfonía de Beethoven; una apología a fraternidad universal, a la paz y a la libertad. Intención que alcanza la cumbre en el último movimiento, donde introduce el poema "A la alegría’ de Friedrich Von Schiller, que rondaba en su cabeza desde que era un jovencito. Final coral inédito hasta entonces que provocó una ruptura y dividió aguas entre quienes lo tildaron de genialidad y de disparate.