La actuación brillante en Los vecinos de arriba, plasmó con exactitud el espíritu de una pieza cómica, inteligente y llena de guiños acerca de la crisis del matrimonio tradicional, la sexualidad, el amor y la convivencia.

FOTOS MARCOS URISA


Con la sala del Teatro Sarmiento que desbordaba de espectadores, anoche se llevó a cabo la función de "Los vecinos de arriba". Una comedia delirante pero a la vez profunda que hizo reír a la platea, en tanto a los enredos que plantea como a la genial caracterización de los personajes por la dupla protagónica de Diego Perreti y Muriel Santa Ana, quienes recibieron los aplausos, junto a Rafael Ferro y Julieta Vallina. 


Peretti y Santa Ana interpretaron a un matrimonio conflictivo entre la rutina y la falta de espacio para ponerse de acuerdo en las vicisitudes de la vida cotidiana. Pero además, deben soportar la convivencia de una pareja de vecinos, Ferro y Vallina, que despierta la envidia por ser tan 'fogosos' en su relación que todo el edificio se entera de los ruidos que generan desde su departamento. El encuentro desopilante se desarrolla cuando en una no tan inocente picada, se desataba una terrible crisis. La obra navega por climas cargados de histrionismo y picardía provocado por las discusiones. Además, crea mucha empatía cuando Santa Ana toma un pasaje de "verdad" teatral al destapar sus penurias como si se tratase de una sesión de terapia. Por otro lado, contagia la química y sintonía entre los actores que, por momentos, pareciera que van a romper la cuarta pared suscitando gestos de complicidad con la platea. Esta puesta, que resultó exitosa en varias ciudades del país, generó mucho entretenimiento, pero a la vez, dejó en cada espectador la reflexión y la identificación sobre situaciones que en general, podrían haber protagonizado personalmente. Por eso adquiere tanto sentido al decir que el teatro es como la vida misma y la obra cumplió cabalmente con este principio.