La segunda velada de Genios de la Argentina comenzó con la expectativa de la multitud sanjuanina que colmó, una vez más, el Estadio Aldo Cantoni. Largas filas y mucho tiempo invertido dieron sus frutos para participar de una noche única. 

Primero el jurado y más tarde el gritó clásico del conductor más importante de la televisión argentina fueron apareciendo en escena. El público, visiblemente entusiasmado, sacaba fotos, cantaba y se divertía junto a los participantes del espectáculo. Variopinta fue, nuevamente, la presencia de quienes se animaron a salir a cantar ante miles de televisores encendidos a lo largo y ancho del país. Más de uno de ellos recordó anécdotas con familiares, amigos y su largo trayecto hasta llegar a estar al lado de Marcelo.

La sensibilidad estaba a flor de piel pero el jurado no dejó turbar por eso. Críticas sobre errores y consejos fueron moneda corriente en la velada. La exigencia de los profesionales enorgulleció aún más a los participantes que obtuvieron la codiciada estrella verde. No obstante, la situaciones algo álgidas no fueron razón para mermar la buena onda. Incluso, miembros del jurado como Lucía Galán se pararon a cantar con los participantes

Tinelli fue el de siempre, conversador, energético, chicanero de a ratos, pero sobre todo muy contenedor con los aspirantes a artistas y para con el público sanjuanino, a quienes no dejó de distinguir. En medio de eso, no faltaron las jugarretas de su hijo Lorenzo, que se llevó los suspiros y carcajadas de la imponente multitud.