Anoche, en el Auditorio Juan Victoria, se llevó a cabo la Gala de Clausura del Festival Canto en Sol, que contó con la participación de todos los pequeños protagonistas, anfitriones y visitantes. 


Fueron cuatro días de inolvidables vivencias que tuvieron los coros de niños y jóvenes que participaron en el Festival Canto en Sol, un encuentro de canto coral que -organizado por María Elina Mayorga y el coro Beruti, que dirige- logró convocar a más de 200 intérpretes de agrupaciones de San Juan, Santiago del Estero y Mendoza; que propició varios espectáculos para el público y además, un espacio para el aprendizaje y el intercambio cultural. Anoche fue el acto final en el Auditorio Victoria, que volvió a tener como protagonistas a los noveles cantores, quienes juntos cantaron la canción de Kiko y Kako, junto a David Gardiol y Anila Azocar y sus títeres. Detrás de este objetivo cumplido, estuvo la mano de los propios organizadores y docentes del festival, que vienen promoviendo este tipo de encuentros desde el 2013 para fomentar el canto coral en los niños. Uno de ellos es Guillermo Pellicer, el actual director del Coro de Niños Cantores de Córdoba y uno de los miembros fundadores de Adicora (Asociación de Directores de Coro de la República Argentina), quien también hizo los arreglos de la canción que todos entonaron en el cierre. No falta a ninguna de las ediciones de Canto en Sol y participó en jornadas de formación tanto a estudiantes como docentes. El maestro resaltó el carácter de dicho evento y la importancia de la enseñanza de la música coral en la infancia y la adolescencia.

Guillermo Pellicer, director del Coro de Niños Cantores de Córdoba, quien participa desde la primera edición (2013).


"En general los festivales corales de Argentina, que no hay muchos, son competitivos, donde un coro es el que se lleva un premio. Pero en el caso de Canto en Sol, es un festival educativo", destacó el director a DIARIO DE CUYO. En una instancia de este tipo, se da un cruce cultural significativo, porque vienen coros de diversas procedencias, lo que conforma un mapa heterogéneo, porque las agrupaciones corresponden a parroquias, escuelas confesionales, clubes, colectividades, uniones vecinales, municipios, escuelas públicas y hasta de universidades nacionales. El profesor entiende -y viene hace años poniéndolo en práctica- que el canto coral ayuda a los jóvenes a socializar: "Es lo mismo que el deporte, el canto es la base de cualquier tipo de enseñanza, porque se transmiten valores como compartir, de luchar por un objetivo, que el resultado grupal vale más que el individual. A la hora de educar un niño para integrarse a la sociedad, podemos enseñar muchos contenidos. el canto coral es el vehículo ideal".


Pero uno de los grandes desafíos para la enseñanza de la música coral en los niños y jóvenes, es la mediatización de las relaciones sociales, el vínculo con la tecnología, como un problema cultural complejo y que a veces, puede dificultar el proceso: "la lucha que estamos teniendo es con las pantallas. La tecnología que nos acerca, también nos aleja. Todo lo que demande tiempo y que no tenga una respuesta inmediata, resulta un problema. Es difícil hacerles entender que en seis meses trabajando bien, se puede lograr algo. Por es importante que deben aprender a superar las frustraciones, no todo en la vida es éxito y se consigue apretando el botón de una pantalla", comentó.


Por último, cómo evitar que los elencos se desarmen si hay integrantes que quieran salir: "es una tarea permanente, diaria para el docente. Los chicos están muy estimulados y cambian de intereses todos los días. Está de moda practicar los patines, como la moda de las acro-telas y bueno, no hay tiempo para hacer todo en un día. Es una realidad, hay que optar y está bien que así sea. La experiencia coral es una etapa más en la vida de ellos. Unos se quedan y continúan; otros pasan a otra etapa, es la ley de la vida. En mí y en los profesores está la responsabilidad de ayudarlos, de entusiasmarlos y esperar lo mejor de cada uno", manifestó.

 Visitas. Durante una jornada en el Club Social, el Coro de Alumnos de la Escuela Martín Zapata de Mendoza (arriba) y el de la Escuela ESPEA Nº1 de Santiago del Estero (abajo).