(Concierto para violín y orquesta de Brahms. Solista Rossana Migani. Fragmentos de Cascanueces, de Tchaikovsky, con Coro de niños y jóvenes. Dirección: Emmanuel Siffert) 
 
Escribe Fray Luis Lenzi O.P 
 
Johannes Brahms (1833-1897), hijo de un contrabajista hamburgués, aprendió a tocar violín, piano y chelo pero se afianzó notablemente como pianista. Todavía preadolescente ayudaba a sostener los ingresos familiares tocando en tabernas y antes de cumplir los 20 años realizó una gira acompañado del violinista Eduard Reményi (1830-1898), quien le transmitió un "acento húngaro’. También conoció a otro violinista húngaro, Joseph Joachim (1831-1907), quien en 1869 fundó el Cuarteto que lleva su nombre y es considerado uno de los, sino el mejor violinista de su tiempo. Por carácter transitivo Joachim le presentó a Robert Schumann y a su esposa Clara Wieck. Schumann que además de músico era crítico y director de una revista especializada, quedó impresionado con este joven hamburgués y en un artículo titulado "Nuevos senderos’, en 1853 le hizo mucha propaganda, además de sellar una amistad que se hizo entrañable. Después de su primer Opus, sus obras son casi todas para piano o de cámara o vocales. Los opus 11 y 16 son dos "’Serenatas’ y el op. 15 su primer concierto para piano de 1859 y sólo en 1869 estrena su Réquiem Alemán, con lo que comienza a ser internacionalmente reconocido. La cantata "Rinaldo’, la Rapsodia para contralto y coro masculino o el "Canto del destino’ son ya obras sinfónicas pero también corales. Recién en 1873 incursiona en la "Orquesta sola’ (aunque ya las anteriores ‘Serenatas’ citadas permiten descubrir al futuro genio orquestador) con las variaciones Sinfónicas op 56a que escuchamos el pasado 20 de abril por la orquesta Checa de Norte. Y recién en 1876 se anima a escribir su primera sinfonía op 68 y casi dos años más tarde su Concierto para Violín op 77. Este Brahms de 45, ya consumado sinfonista, es considerado un "clasicista’ dentro de lo romántico, a veces llamado "postromántico’; y su música llegó a ser tan importante en el siglo XIX que Hans Von Bulow lo incluyó en las "tres B’ de la música germana: Bach-Beethoven-Brahms. Más allá de ser "romántico-clásico’, o como se lo quiera considerar, probablemente lo más característico sea lo que se denomina "developing variation’ o "variación progresiva’, o sea la recuperación y constante modificación de pequeños fragmentos de material musical a medida que avanza la composición. Por eso es sorprendente que tras la supuesta antinomia de Brahms con R. Wagner y su mote de "academicista’ y conservador fuera justamente nada menos que Arnold Schoenberg, quien lo defendió y lo llamó revolucionario y progresivista. Su Concierto para violín consta de tres movimientos: Allegro non troppo: Es poco común que inicien los fagotes -con violas y chelos- la melodía a la que siguen los vientos altos en una "ascensión’ con timbales, pero que luego desciende a lo romántico. Nuevo llamado del oboe. Es una larga introducción, nuevo llamado fuerte de las cuerdas para que ingrese el violín solista -en este caso "la’ violín solista- desplegando lo que se conoce como "arpeggios’, o sea expandir las notas que suenan no simultáneamente, sino en rápida sucesión, comenzando desde abajo como si fuera un "arpa’ . Y aparece el Brahms melodioso y romántico. Pero el ritmo y la intensidad (en esto admiraba a Beethoven) sube y baja. Brahms era pianista y como le dedicó su concierto a Joachim, lo consultó para muchos detalles y se le atribuye la cadencia, hasta que la orquesta termina la Coda con 4 "golpes’ finales. Adagio: Después de tanto ritmo subido y bajado y el violín que lucha para no ser tapado por la orquesta, Brahms nos regala un momento de paz con el tema principal presentado por el oboe y con el sonido de fondo de los fagotes, ese instrumento que se destaca entre sus hermanos de viento por ser más alto en tamaño y más grave en su particularísimo sonido. Entra el violín y otra vez el Brahms encantador. Ahora son los cornos los que "responden’. Si en las relaciones humanas el diálogo es siempre preferible a monólogos y discusiones, eso se nota en la música. Brahms, incluso con la orquesta a pleno es siempre "dialogante’!! 

Allegro giocoso: Por influencia de Reményi, de Joachim y de Liszt., Brahms estaba "contagiado’ de lo húngaro o gitano. Este final es un Rondó "Hungárico’. Vuelve lo vigoroso ¡y de qué manera! El ritmo es apabullante. El 30 de marzo del 2012 lo ejecutó un Alexander Zuzuk de 21 años. Pero ¡cómo pudo desarrollar algo tan "fuerte’ una figura femenina como Rossanna no deja de sorprenderme! Además de su familia de "ADN genético musical’ (qué lindo que marido y dos hijos y "cuñado’ acompañen a Rossanna transmitiendo belleza!) había numerosos alumnos de su cuerda y varios fieles oyentes agradecidos. No podíamos faltar. A diferencia de tanta música decadente que aturde desde autos con la radio a todo volumen, la buena música tiene derecho a sonar fuerte porque es fuerte belleza. Los tres acordes anuncian el final. El concierto terminó con un "adelanto’ de Cascanueces, hermosamente ejecutado y al final con el Coro de niños y jóvenes preparados por Jorge Fuentes.