Ya cuando se anuncia la temporada teatral de verano en La Feliz y en Carlos Paz, la pregunta cae de maduro: ¿Cuál es más rentable de las dos a la hora de los bifes? ¿Cuál se transforma en el oasis monetario para los productores y las cabezas de compañía?. Paciencia. No es tan sencillo de responder el interrogante. Primero, hay que tener en cuenta la salas disponibles en cada ciudad, a cuántos espectadores puede albergar cada una, qué cantidad de funciones tienen las obras -y el costo de entradas-, cuándo arrancaron (los que comienzan en diciembre se aventajan más), cuáles son las propuestas -léase revista, comedia, music hall, bla, bla, bla- y sobre todo, prestar atención a las figuras convocantes -influye mucho a la hora de los resultados finales-. No todas las cifras son reales y no siempre el petulante cartelito "No hay más localidades" es sinónimo de liderazgo -sobre todo, para aquellos que se vanaglorian con el trillado "vamos primeros en recaudaciones".
A saber, la oceánica Mardel, históricamente, cuenta con más teatros que la serrana Carlos Paz. Hay que tener en cuenta también que ésta última, tuvo su brote de atención aproximadamente hace una década -tardanza que benefició a La Feliz, por cierto-. En el balneario atlántico se destacan los siguientes teatros: el Mar del Plata (que aloja a Cherutti y es el más grande con 1200 butacas), el Neptuno (con 1050 y que hospeda al imbatible Gasalla), el Atlas (donde está Carmen "Fantástica" Barbieri con 750 lugares), el Tronador (con 850 y propiedad Nito Artaza), el América (860 y escenario de Valientes) y el Lido (con 680 y reducto de Brujas) entre otros. En la cordobesa Villa, los espacios son el tradicional Teatro Del Lago (el más grande, que tiene 900 asientos y que eligió Sofovich), el Candilejas (cobija a 747 personas y contiene a Carnaval de Estrellas, con Valeria Lynch y Cía.) y el Coral (con 396 sillas y con Moria a la cabeza de Alegría Ortomolecular), por ejemplo. Son muchas salas y difieren mucho en capacidad. Algunos elencos se jactan de ser los más convocantes, pero no es lo mismo llenar todas las noches las 1050 butacas del Neptuno, con una entrada de más de 100 pesos (como lo hace Gasalla con "Más respeto que soy tu madre"), que colmar las 860 sillas del Lido para ver Brujas y con tickets que rondan los 90 pesos. O sea, doblemente meritorio el primer puesto de taquilla de Gasalla -ver aparte-, porque no son tan accesibles las entradas y abarrota igual las funciones; es decir, winner total. Pero polaricemos las situaciones y transportemos el contexto a Carlos Paz. Una obra como Valientes (protagonizada por los "mosqueteros" Castro, Heredia y Martínez), que le va bien en La Feliz -pero tampoco es wow-, podría favorecerse aún más si se muda a un pequeño teatro como el Coral (donde está Moria) ¿Por qué? Simple: mientras que en el Teatro América tienen que cubrir 860 espacios -y competir fuertemente con las otras piezas de peso-, en el otro, solamente tendrá la tarea de llenar 396 -más aún si sólo tiene tres funciones diarias-. ¿Moraleja? A veces beneficia más ser cabeza de ratón y no cola de león. En ese sentido, Carlos Paz conviene mucho más que La Feliz a la hora de llenar teatros -quizás, muchos empresarios la eligen por esa razón y sea una explicación razonable para su crecimiento como plaza-. Pero todo genera contradicciones y despierta muchas realidades imposibles de obviar. Como la fecha de arranque. Si una obra comienza en diciembre -como Fantástica- tendrá más tiempo para acumular espectadores y aprovecharlos a la hora del reconto de espectadores.
Y eso, tal vez, no es tan limpio ni equitativo con las obras que empiezan en enero y a la hora de cantar victoria. Ni hablar de las funciones. No es lo mismo tener 12 (como Carmencita) que 7 (Baraka). Obviamente, la verborrágica Barbieri tiene más chances de incrementar ganancias. En resumen, la comparación resulta tediosa cuando cada una tiene aciertos y trampitas. Pero a grandes rasgos, Mar del Plata gana porque tiene más propuestas -la antecede una historia de teatro que fomentó y solidificó la era Olmedo-, reúne al starsystem más prestigioso (otro factor que pesa, porque hay figuras que convocan muchísimo más que otras) y doblega en productividad a Carlos Paz. Por su parte, la atractiva Villa, resulta más factible para rellenar las salas -tiene menos butacas que las de Mardel- y sus propuestas tiran más para el lado de lo popular -Sofovich, De La Ve, etc- y hasta chabacanas. Pro y contras de un dilema que, como cada verano, conforma un panorama bastante arenoso -además de las múltiples peleas entre elencos-. Sobre todo, porque para clarificar las hipótesis y acceder -si se quiere- al veredicto final de este versus, hay que esperar a que termine la temporada, o sea, en marzo. Mientras tanto, dude de frases como "el público nos eligió como los mejores", "llenamos todas las noches" o "mi obra es la más taquillera".

