Roma, 30 de septiembre.- La Griega debió declarar ayer por el escandaloso video en la cabina de pilotos de un vuelo de Austral. Sin embargo, la vedette eludió a citación y viajó primero a Dubai y luego se trasladó a Roma para llegar al Vaticano y así, finalmente, lograr lo que no pudo concretar en Paraguay: Darle la mano al sumo pontífice.
Vestida cual monja, Vicky estuvo presente en una audiencia del Papa. Tras el encuentro, manifestó: “No me soltaba la mano, me pidió que rece por él”.
Tras la explosión del vuelo del escándalo, Xipolitakis había dicho que necesitaba que el Santo Padre la mirara “a los ojos” y le perdonara todos sus pecados. La vedette viajó a Paraguay en el marco de la visita papal en latinoamérica, pero solo consiguió abucheos y generar más revuelo.
Ahora, meses después, Vicky logró su cometido: Se encontró con Francisco, lo miró a los ojos y le dio la mano.
