FOTOS DANIEL ARIAS

En primera persona. Leonor Rigau de Carrieri con su hijo Lucas como anfitriones de Museo por una noche, en los jardines de la vivienda.

 

Pensada como una obra de arte por sus líneas y los materiales artesanales que empleó el escultor José "Pepe" Carrieri para dar forma a las ideas que proponía su esposa, la también artista plástica Leonor Rigau, la casa Carrieri ofreció un paseo por primera y única vez, ayer. Bajo el concepto Museo por una noche, a 6 décadas de su edificación, la tradicional residencia abrió sus puertas de la mano de la propia Leonor que ofició de anfitriona junto a Lucas Carrieri, ideador de la propuesta y uno de los 4 hijos que tuvo la virtuosa pintora con el autor del Monumento del Deporte, para exhibir su inmenso legado.

Vecinos y reconocidos hacedores locales recorrieron las galerías y los estudios en los que apreciaron tanto las pinturas y los vitrales de Rigau como las esculturas del fallecido Carrieri; con una exposición inédita de sus obras. Incluso, los visitantes pudieron ingresar a la intimidad de las habitaciones que también albergan parte de su producción, quedando fascinados al ver los techos "abovedados" de la vivienda.

Emplazado en la esquina de Ignacio de la Roza y Del Bono, el sitio es un ícono del Barrio Del Bono. Y es con esa finalidad que esta iniciativa se proyectó como un viaje a su interior, con los testimonios de la artista nacida en San Luis y adoptada por San Juan en los ’50, que contó cómo fue su construcción, entre decenas de anécdotas.

En un diálogo con DIARIO DE CUYO, Rigau confesó que su visión de la casa es "totalmente distinto a como la ven los demás", según expresó. 

"Constructivamente, fue lo más sencillo y económico, con un solo piso calcáreo, sin desniveles, con columnas y vigas vistas. ¿Dónde está el valor? Yo quería bóvedas y cuando las pedimos nos propusieron unas angostitas. Entonces, Pepe dijo: ‘Voy a inventar otra cosa, como escultor voy hacer las formas en el suelo y poner las viguetas una por una’. Luego, con peones las fue engarzando una por una, todo con un préstamo del Banco Hipotecario", recordó añadiendo que "hizo tensores para que cada una trabajara independiente en caso de sismos".

"Cuando vinimos a San Juan, yo tenía 4 años intensivos de trabajo en la vanguardia mendocina pero aquí era ‘la señora de Carrieri’ y todos creyeron que me había acomodado en la carrera por ser su esposa", manifestó quien fue designada Profesora Emérita de la UNSJ, donde ejerció la docencia y la investigación, con aportes fundamentales en torno al trabajo sobre el color, la luz y el vidrio.

"De lo que se está viendo, nada fue visto nunca. Hay una serie muy dura que se refiere a alegatos, que no son para colgar en una casa o para vender, simplemente reflejan mis ganas de expresarme; y otra con reciclaje de radiografías que hice al fallecer mi hijo Fabio. Los vitrales que se ven son algunos de los que hice después de estudiar para fundar el centro de vitrales en el Tornambé, porque no había nadie que supiera, por eso fui a Europa a aprender. Y pueden verse esculturas de Pepe que no están entendidas como tal, porque son maquetas transformadas en esculturas. Acá está toda la obra nuestra guardada, todo lo del último tiempo hasta que no pude más. Lo que dijimos al llegar acá era que trabajaríamos en el lugar y para el lugar, y eso hicimos", evocó una lúcida maestra en la histórica velada en la que el eje estuvo puesto en la resignificación y puesta en valor de la arquitectura de la casa y la profusa creación de sus propietarios fundacionales.

 

 

 

 

 

 

 

 

Algunos de los espacios más significativos de la casa, como las galerías, los estudios y una de las habitaciones; todas albergando pinturas y vitrales de Leonor, junto a las esculturas de Carrieri.