Gabriela Mansilla afirma con vehemencia que la protagonista de la película Yo nena, yo princesa no es su hija trans Luana. Tampoco -resalta- lo es Isabella G.C., la nena transgénero que llegó hace casi 3 años a la Asociación Civil Infancias Libres después de leer el libro sobre la historia de Lulú y encarnará en el film a quien ya es su amiga y referente. “La verdadera protagonista son las infancias travesti trans”, asegura en diálogo con TN.com.ar la mujer que será interpretada por Elenora Wexler.
Mansilla habla con serenidad y dulzura. Pese a que su lucha y la de su hija saben de rechazo y dolor. Su tenacidad para acompañar a Luana en el camino de los derechos, la condujo hasta aquí. A pesar de haber conseguido varios hitos en ese recorrido, la mujer cree que la sociedad está estancada en el binarismo, los prejuicios y la discriminación.
El film dirigido por Federico Palazzo no tiene precedentes: cuenta la experiencia de la primera nena transgénero del mundo en obtener la rectificación de su DNI sin necesidad de un dictamen médico ni judicial. Muchas personas de la industria del cine tuvieron que deconstruirse. Para algunos, fue la primera vez que escuchaban hablar de cuerpos y vivencias diversas, sobre todo asociados a la niñez. Asumir el compromiso de llevar esta historia a la pantalla grande también significó asumir la responsabilidad frente a estas niñeces trans y travestis.

Gabriela cree que el estreno va ser un gran mensaje para la sociedad en general: “Va a haber un antes y un después en muchas personas. Creo que la película va a incomodar muchísimo porque refleja todas las miserias de esta sociedad patriarcal, binaria, biologicista. Y evidencia muchas de las violencias que se naturalizaron no solo hacia la niñez sino hacia la comunidad travesti trans”.
Luana –que ahora tiene 14 años- y su mamá estuvieron muy comprometidas en el proceso de filmación. Hubo situaciones que vivieron con mucha dificultad, “porque no es fácil ver reflejada tu historia que no es ‘bonita’. Es una historia que está atravesada por muchas violencias”.
Gabriela cuenta que se vio reflejada en Eleonora Wexler, en su mirada por sobre todas las cosas, “en la desesperación, la tristeza y la desolación que se ve en varias escenas de la película”. Juan Palomino interpreta al progenitor de “les chiques ”, como llama Mansilla a Luana y Elías, su hermano mellizo.
Yo nena, yo princesa: de la realidad al cine
Mansilla desea que esta película sea una herramienta para las familias que están pasando por una situación como la que ella vivió. “Siento que va a ser importante que docentes, psicólogues, abogades, que muchas personas vean esta película y se encuentren con estos personajes para que después no tengan esas actitudes discriminatorias y violentas cuando se encuentren con una niñez travesti trans. O que, al contrario, vean esos personajes que son los de la historia llevados a la ficción que abrazaron a Luana y me abrazaron a mí. Que sepan qué es lo que hay que hacer para acompañar a una niñez travesti trans y que quede bien claro qué es lo que no hay que repetir”, afirma a modo de reclamo.
La frase “Yo nena, yo princesa” que da nombre al film, remite a la revelación que le hizo Lulú a su mamá en 2009, al poco tiempo de empezar a hablar. Con 20 meses, la beba era feliz solo cuando jugaba con las polleras de su mamá. Todo lo que se esperaba de ella como varón le provocaba profundo dolor: se le cayó el pelo y se despertaba llorando a los gritos por las noches. Con el tiempo, sus padres supieron que esas eran manifestaciones de su disconformidad con el género asignado al nacer y que solo desaparecerían cuando la dejaran ser.
Como parte de ese camino, el 9 de octubre de 2013, Lulú obtuvo su nuevo DNI que da cuenta de su identidad autopercibida.

