A principio de diciembre se realizó la entrega de premios del San Juan Escribe 2025. En una celebración especial enmarcada por el décimo aniversario del concurso literario se conocieron los sanjuaninos galardonados, tras una minuciosa selección de los textos. Uno de los ganadores fue Pablo Berrondo, quien logró el primer lugar en la categoría poesía con su trabajo denominado “Manual para incendiar el desierto”.
En diálogo con DIARIO DE CUYO, el joven de 20 años compartió cómo fue el proceso creativo detrás de su trabajo, el cual presentó por primera vez en el certamen de escritura, pese a tener un vínculo con la escritura que viene desde la secundaria.
Su pasión por la literatura en general comenzó a gestarse durante su tránsito por la Escuela Industrial. Trabajos prácticos despertaron su inquietud por la pluma, la cual fue detectada por sus docentes, quienes comenzaron a asesorarlo y acompañarlo en cada proceso, incluso fuera de la escuela una vez egresado.
“El poemario nació en un momento donde necesitaba decir cosas que no me animaba a decir, sin pensar que fuera un libro. Cuando lo estaba terminando decidí ponerle una impronta sanjuanina. Aparece el fuego, que lo represento en una mezcla rara entre dolor y fuerza. No pienso en el fuego como destrucción, sino en algo que puede mantener a una persona viva, y por eso se volvió el centro del libro. Y el desierto hace referencia a San Juan, al lugar que me formó, mostrándolo como lo vivimos acá”, explica Pablo.

Si bien era la primera vez que el joven se presentaba en el concurso literario provincial, tuvo la oportunidad de participar en otro tipo de certámenes, ganando incluso el cuarto Slam organizado por Boca de Zorro y el último Slam Federal, en el que compitió con escritores de distintas partes del país de manera virtual. Gracias a este último reconocimiento, ahora Pablo representará al festival federal en el Slam Nacional de Poesía que se realizará el próximo año en Rosario. “Quien gane el nacional pasa a la instancia mundial”, destacó.
Pese a tener éxito en otros formatos, para Pablo presentarse al San Juan Escribe representaba un desafío mayor. “Como alguien que está empezando, y sabiendo que hay personas muy buenas, la verdad tenía un poco de miedo, pero me sentí súper feliz de haber sido preseleccionado. Cuando vi todos los que habíamos sido elegidos, a muchos los conocía y sabía lo bestias que son en lo que hacen. Estaba súper asustado”, comenta.

Y continúa: “Cuando subimos al escenario dijeron el segundo puesto y no quedé. Ya me daba por perdido. Y cuando dijeron “Manual para incendiar el desierto” no sabía qué hacer. Comencé a temblar, a llorar, subió justo la persona que me entregaba el premio, fue todo muy rápido y shockeante la verdad. En el acto estaban mis dos profesoras, las que me insertaron en este mundo, y la jefa del departamento de Lengua de la Industrial. Cuando bajé del escenario me abrazaron y se largaron a llorar conmigo, se sintió linda esa parte. Es un libro que les dedico plenamente a ellas”.
Cualquier tipo de escritura representa disciplina. Para Pablo en lo particular, mientras pasa sus días avanzando en su formación profesional en bioingeniería, encuentra en la escritura el espacio para darle voz a sus pensamientos, inquietudes, aquello que le molesta o que lo hace sentir agraciado, en forma de poesía.

