Por Celeste Roco Navea
Lleva tantos años arriba de los escenarios poniéndole su voz y encanto a cada festival que le toca conducir que incluso aquellos niños y niñas que vio competir por primera vez hoy son padres de pequeños que están pisando sus primeras tablas. Es una de las voces más reconocidas dentro del ambiente festivalero, pero lo que pocos conocen (o lo que pocos comentan) es que en realidad es un gran bailarín que encontró en la locución la manera de seguir vinculado desde su profesión a su gran amor. Lito Soria y su historia entre festivales, la radio y la danza.
Como sucede en varias familias, el primer contacto que Lito tuvo con el folclore y la danza sucedió cuando era un niño. Allí descubrió uno de los principales atributos que tiene el bailar, y es el poder transmitir emociones por medio del movimiento.
A medida que fue creciendo la vida lo fue llevando hacia otros rumbos, siendo su voz su principal instrumento de trabajo, convirtiéndose en locutor radial, pero la danza no dejaba de estar presente en su vida. “Mi primer festival fue con Tradición Gaucha, en el barrio Santo Domingo”, recuerda aun con la emoción de esa primera vez. Era el año 1991y sin saberlo, ese era el inicio de una extensa carrera que cada vez sumaría más escenarios.

Dentro de los momentos de trayectoria que recuerda, sin duda uno de los más importantes fue cuando ganó en el rubro locutor/animador en el Festival Nacional de Malambo, en Laborde durante el 2009. “Cuando llegué a la provincia después de haber logrado eso tan importante, alguien vinculado a la prensa me consultó que sentía haber ganado, y le dije que había ganado un bailarín más”, asegura.
Sucede que si bien su vida profesional y laboral está fuertemente vinculada a la locución, su pasión y dedicación por la danza es mayor. Al respecto, asegura: “La danza es mi familia, es mi vida. Forma parte de todo lo que tiene que ver con la historia del país también. La danza es algo que se lleva en el corazón, es la interpretación del cuerpo, de la mente y de los sentimientos. Ese es el mayor regalo de la danza”.

Y continúa: “Hoy por hoy estoy reencontrándome con la danza. No estoy activo como quisiera. Soy conductor de radio y tengo mucho tiempo abocado a eso. Me encantaría volver, creo que voy a volver el año que viene en forma más constante”.
No solo el folclore ha pasado por su cuerpo, sino que su amor por la danza lo ha llevado a incursionar en distintas disciplinas, como español, ritmos latinos, árabe, clásico y neoclásico, por mencionar algunos. Además tuvo la oportunidad de participar de algunos competitivos como bailarín, los mismos que años después tuvo que conducir.
En su relato van apareciendo varias personas que lo acompañaron, guiaron y abrieron las puertas para que hoy sea una de las voces más reconocidas del ambiente festivalero sanjuanino y también nacional. Cada escenario que le tocó recorrer tiene en sí mismo una historia, una anécdota, un momento que tiene un lugar especial en sus recuerdos.
Hoy, con 34 años de trayectoria sigue sumando momentos que se vuelven hito en su carrera, rememorando con nostalgia y cariño aquel niño que con 13 años comenzó a trabajar en una radio por diversión y encontró entre los micrófonos y la audiencia su vocación.
“La verdad que me gustaría segur en esto hasta que el cuerpo y la voz puedan tener la posibilidad de hacerlo. Quisiera irme de este mundo maravilloso en un escenario. Despedirme en un escenario de bailarines sería lo más grande para mí”, esboza Lito, casi como esperando que el destino preste atención a su deseo y se lo cumpla, pero dentro de mucho tiempo más, ya que la voz de los festivales folclóricos sanjuaninos aún tiene mucho más para dar, compartir y enseñar.

