Pocos premios le faltan por recibir a la leyenda de la interpretación Robert De Niro, y este martes le ha tocado recoger uno de ellos, la Palma de Oro honorífica del festival de Cannes, que en su 78ª edición, como contó Leonardo DiCaprio, encargarlo de entregársela, no solo homenajeaba “a uno de los más grandes actores de la historia, sino al actor”.
De Niro alabó el talante del certamen, abierto al arte, a un “arte que busca la verdad, un arte que abarca la inclusividad”. “Y por ello”, continuó, “el arte es una amenaza, nosotros somos una amenaza para los autócratas y fascistas de todo el mundo”. De ahí pasó a Donald Trump (“el presidente filisteo estadounidense”), a desgranar su recorte de ayudas a la cultura, y a atacar su plan de aranceles. “La originalidad del arte no tiene precio, pero sí al parecer se le puede gravar con impuestos”. Y urgió a la gente a organizarse en apoyo de la democracia, “sin violencia, aunque con pasión y determinación”.
Antes había recordado todas las veces que había venido al certamen, empezando y acabando con su amigo Martin Scorsese, un viaje que empezó con Malas calles y llegó a 2023 con Los asesinos de la luna, y que incluye la presidencia del jurado en 2011. Con gesto adusto, muy forzado, con aspecto de querer salir corriendo del escenario, había recogido al inicio de su aparición la Palma de Oro de honor. Luego, con el discurso, se creció, y acabó muy en alto: “En los próximos 11 días disfrutaremos y rendiremos homenaje a través de este festival a la libertad, la igualdad y la fraternidad” cerró.
Fuente: El País

