Una noticia que impactó de lleno en el mundo cultural de San Juan. Se conoció este sábado el fallecimiento de Rodolfo Ferrer, un artista con todas las letras y un docente que dejó una huella profunda en varias generaciones. La confirmación llegó desde el Centro Polivalente de Arte, institución que fue su casa durante décadas. “Una persona que entregó su vida a esta institución y siempre estuvo presente”, expresaron en un comunicado.

Actor, bailarín, coreógrafo, escenógrafo y maestro, Ferrer supo brillar en los teatros porteños y en la televisión, pero eligió volver a su provincia para volcar su talento en la formación de jóvenes. En el Polivalente fue profesor, vicedirector y director, y lo transformó en un espacio clave de la cultura local, con una impronta de disciplina y exigencia que marcó a sus alumnos.

Nacido en 1948, descubrió en la lectura y el arte una forma de vencer la timidez de su infancia. A fines de los ’60 viajó a Buenos Aires para estudiar Teatro y Danzas, y se recibió de profesor de Expresión Corporal y de Folclore. Para sostenerse, trabajó en la compañía de Margarito Tereré, recorriendo escenarios y programas de TV.

De regreso en San Juan, fue abriendo camino de a poco: dictando cursos, colaborando con el Ministerio de Educación y trabajando con chicos con discapacidad, hasta llegar al Polivalente. Allí consolidó su carrera, siempre convencido de que “el arte es disciplina” y de que la rigurosidad era una forma de respeto al oficio.

Su perfeccionismo lo llevó a graduarse, ya cerca de la jubilación, como Licenciado en Folclore en la Universidad Nacional del Arte con un promedio de 9,98. Fue pionero en introducir la educación sexual en las escuelas públicas, mucho antes de que se incorporara a los programas oficiales. En 2017, su trayectoria fue reconocida en el Teatro Colón con el Premio María Ruanova, uno de los máximos galardones de la danza argentina.

Tras retirarse de la función pública, Ferrer nunca se alejó del arte. Participó como jurado en televisión, exhibió parte de su patrimonio artístico y continuó dando charlas. Crítico, riguroso y apasionado, dejó una marca imborrable en la cultura sanjuanina.