Fotos Marcos Urisa / Texto Federico Levato

Las ciudades son un conjunto de muchas cosas: memorias, deseos, sueños. Son lugares de intercambio pero no solo de mercancías también de palabras, de recuerdos, de amistad y abrazos. Mas allá de vivir en una época en que nuestras mentes pueden viajar por las redes, la calle todavía constituye el principal punto de intercambio público. Nosotros somos la ciudad, la imaginamos, la deseamos, cambiamos día a día junto con ella.

Hoy un ser imperceptible, minúsculo y silencioso modifico nuestras conductas de vida. Nos llenó de preguntas, puso en crisis nuestras costumbres y un freno abrupto en la alocada carrera que se llama rutina. Es una oportunidad, una buena oportunidad para darnos cuenta donde estamos parados, por los senderos que debemos transitar en busca de lo que realmente necesitamos y nos hace felices.

40 imágenes, 40 testimonios. La cuarentena. Un reportaje fotográfico inimaginado hace un par de semanas atrás. 
Una ciudad que se volvió desierto, vacío. 

El parque sin sus caminantes,  la terminal sin sus viajeros, los cafés sin charlas políticas, la peatonal con todas sus persianas bajas. 

El reportero gráfico Marcos Urisa inició un viaje, solo con su cámara por esta ciudad vacía. Se dejó sorprender por el silencio, por la soledad de sus calles, por una ciudad que conoce muy bien pero que hoy se le presenta diferente, extraña y misteriosa como un desierto.