El papa Francisco alentó ayer a los más de 3 millones de jóvenes reunidos en Copacabana a ‘edificar un mundo nuevo‘ y ‘no tener miedo de llevar a Cristo hasta las periferias existenciales‘, en el marco de una impactante misa de cierre de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), de la que participó la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Al rezar el Angelus, tras la misa, y en un fuerte reconocimiento a la figura de Juan Pablo II, Francisco anunció que la ciudad de Cracovia, en Polonia -país natal de Karol Wojtyla- será sede de la próxima JMJ.
La misa se vivió bajo un sol radiante, que contrastó con los cinco días de lluvias intensas que cayeron sobre Río durante la semana y que obligaron a trasladar a Copacabana la vigilia y la misa previstas en un campo de Guaratiba, a más de 20 km de Río.
‘Queridos jóvenes, cuando vuelvan a su casa, no tengan miedo de dar testimonio del evangelio. Llevar el evangelio es llevar la fuerza de Dios para arrancar y arrasar el mal y la violencia, para destruir y demoler las barreras del egoísmo, la intolerancia y el odio, para edificar un mundo nuevo‘, dijo el papa argentino en la homilía.
Intercalando párrafos en castellano y en portugués, el primer papa latinoamericano de la historia expresó: ‘Jesús cuenta con ustedes. La iglesia cuenta con ustedes. El papa cuenta con ustedes‘, despertando la ovación de los millones de jóvenes que, en un campamento a cielo abierto, pasaron la noche en la arena de la playa más famosa de Brasil.
‘No tengan miedo de ir y llevar a Cristo a cualquier ambiente, hasta las periferias existenciales. No hay fronteras, no hay límites: Jesús nos envía a todos. La iglesia necesita de ustedes, del entusiasmo, la creatividad y la alegría que los caracteriza‘, les dijo en la misa que constituyó el momento de envío del papa a los jóvenes.
En el último día de su agitada visita a Brasil, el obispo de Río de Janeiro, Orani Tempesta, lo recibió al comienzo de la misa con una frase que resume la revolución que despertó el papa argentino en la ‘ciudad maravillosa‘: ‘Ya te estamos extrañando Francisco porque mañana no estarás aquí‘, le dijo.
Antes de la ceremonia, Bergoglio había recorrido una vez más en ‘papamóvil‘ la avenida Atlántica, desde el fuerte de Copacabana hasta el imponente escenario montado sobre la playa.
A su paso iba agarrando al voleo las banderas y otros objetos que la gente le lanzaba, y también se detuvo para aceptar un mate brasileño, típico del estado de Rio Grande do Sul, llamado ‘chimarrao‘.
Cuando subió al escenario, los jóvenes lo recibieron con el ‘flash-mod‘ más grande de la historia, una coreografía que los millones de peregrinos venían ensayando desde el sábado sobre la arena, y que fue seguido con movimientos descoordinados y graciosos por obispos y sacerdotes. Un momento muy emotivo para los argentinos estuvo reservado al final de la ceremonia cuando los cantantes Axel y Soledad Pastorutti cantaron junto al músico mexicano Martín Valverde una canción de su autoría: ‘Nadie te ama como yo‘.

