Inglaterra, 18 de octubre.-La noción de que la personalidad del hombre es una hoja en blanco que debe ser escrita prevaleció por mucho tiempo; sin embargo, a lo largo de las dos últimas décadas, fue puesta en duda.
Estudios practicados a gemelos y mellizos, por ejemplo, ayudaron a establecer que el comportamiento puede heredarse y hasta exámenes de ADN develaron que son determinados genes los responsables de ello.
Son varios los factores que determinan si una persona está feliz o no. Un ejemplo de ellos son las circunstancias externas: si una persona tiene trabajo es más feliz que una que no lo tiene. Pero la personalidad es el más grande de los determinantes: las personas extrovertidas son más felices que las introvertidas, los seguros lo son más que los ansiosos, de acuerdo con lo publicado por el diario The Economist.
Que la personalidad, junto con la inteligencia, es hereditable es algo que cada vez tiene más sustento. Entonces, la tendencia a ser feliz o miserable estaría en el ADN.
Por este motivo, un grupo de científicos de University College, London; Harvard Medical School; the University of California, San Diego; y the University of Zurich examinaron a mil pares de gemelos para un estudio denominado “Genes, economía y felicidad”. Gracias al mismo se llegó a la conclusión de que cerca de un tercio de la variación de la felicidad de las personas es hereditable.
Sin embargo, analizar a gemelos no sirve para identificar a los genes que intervienen en esta herencia. Uno de los investigadores, Jan-Emmanuel De Neve, de University College de Londres y London School of Economics, trató de hacer precisamente esto al escoger a un popular gen, que codifica la proteína transportadora de serotonina, para examinar cómo sus variantes afectan los niveles de felicidad. Así concluyó que la serotonina es reguladora del humor.
Este gen puede presentarse en dos variantes: larga y corta. Y cada ser humano tiene dos, cuyas combinaciones pueden ser larga-larga, corta-corta y larga-corta. Los adolescentes analizados que poseían la versión larga-corta vivían más satisfechos que aquellos que presentaban la versión corta-corta. Y los que tenían la dupla larga-larga eran los más satisfechos de todos.
Aquí es donde la historia se pone interesante, dado que entran en juegos las etnias. Si bien todos los analizados eran norteamericanos, se les pidió que se clasificaran por raza. En promedio, de los de origen asiático, un 0,69 tenía genes largo-largo, de los afroamericanos, un 1,47 y de los blancos, un 1,12 los tenían.
El resultado entra así en concordancia con varios otros estudios que muestran que, en promedio, los países asiáticos tienen menores niveles de felicidad que lo que su PBI podría sugerir. Por su parte, los países africanos presentan variedad dado que el continente es el de mayor diversidad genética.

