Por el momento nadie se ha responsabilizado de la autoría de la matanza en la sede del semanario Charlie Hebdo, que ha sido alabada por el grupo yihadista Estado Islámico, aunque su ‘modus operandi‘ parece corresponderse más bien con el de Al Qaeda.

Los hermanos Said y Cherif Kouachi, supuestos autores del asesinato en la revista, murieron ayer en el asalto de las fuerzas especiales a la imprenta donde se habían atrincherado, según medios franceses. Por su parte, el presunto autor del asesinato de una agente de policía y del asalto y toma de rehenes en un supermercado judío en París, Amedy Coulibali, también murió ayer en el asalto realizado por las fuerzas de seguridad, informó el diario ‘Le Monde‘.

Ahora queda por ver si ambos actos están conectados, pero, en cualquier caso, la matanza en Charlie Hebdo ha recibido las bendiciones del EI. El pasado junio, el EI (hasta entonces conocido como Estado Islámico de Irak y el Levante, ISIS, y anteriormente como Al Qaeda en Irak) rompe las amarras con la matriz y surge como un grupo nuevo, con un concepto mucho más claro en el ámbito político que también lo hace distinto: el del califato como una realidad geopolítica concreta y con fines expansivos.

El Estado Islámico, liderado por Abu Bakr Al Bagdadi, surge como el elemento más fuerte en medio de la confusión por la guerra civil siria, donde grupos opositores al régimen del presidente Bachar Al Asad, son incapaces de presentar un plan de acción común, lo que aprovechan los yihadistas, tanto en el ámbito militar como en el político.

En junio de 2014 Al Bagdadi se presenta en público en un sermón en una mezquita de Irak, anunciando la proclamación de un califato (régimen político heredado de tiempos del profeta Mahoma) que regirá en las zonas bajo control del EI, que abarcan una amplia superficie de Siria e Irak.

Al Qaeda y su filial en Siria, el Frente Al Nusra, se quedan política y militarmente fuera de juego en el conflicto sirio. EI difunde su idea en las redes sociales con un lenguaje inteligible, en el que las metáforas de complejo contenido teológico, propias de Al Qaeda, dan paso a mensajes concretos, basados en la idea del califato como un fin y la yihad (guerra santa) como un medio.

Esas ideas calan hondo entre muchos jóvenes en Oriente Medio, Asia y Occidente, en varios de cuyos países habitan norteafricanos, de religión musulmana. No obstante, el Estado Islámico no exhorta (ni prohibe) a sus seguidores a cometer atentados en Occidente, sino que prefiere extenderse paulatinamente mediante una acción de conquista, que debe empezar por las zonas donde actualmente está librando una guerra de la que puede sacar réditos.

Por el contrario, Al Qaeda comete atentados donde puede, pero con especial predilección por los países occidentales. Casi nunca hay órdenes directas para cometer un atentado, sino que éste tendrá las ‘bendiciones‘ de la cúpula de la organización siempre y cuando dicha acción cumpla con requisitos preestablecidos. El criterio de Al Qaeda consiste en atemorizar a Occidente con acciones concretas. No aspira a implantar el califato, ni ningún sistema político. No obstante, a ninguna de las dos organizaciones le viene mal la comisión de atentados en Francia. El ‘modus operandi‘ de Al Qaeda se revela en la actuación de los Kouachi, presuntos autores del atentado contra Charlie Hebdo. Dan un golpe contra un medio y con ello creen ‘haber vengado‘ la ofensa. En realidad, nadie probablemente ordenó a los Kouachi cometer ese atentado. Lo hicieron en solitario pero sabiendo que contaban con el beneplácito de Al Qaeda y las bendiciones del EI. Fuente: Efe