Un grupo de científicos presentó en Nueva York el esqueleto fosilizado de un mono lemur de 47 millones de años que podría probar la teoría evolucionista y la conexión entre los mamíferos y el ser humano, de Charles Darwin.

La pequeña criatura del tamaño de un gato grande fue hallado en Alemania, tiene la denominación oficial de Darwinius masillae, y fue bautizado por los científicos con el nombre de Ida.

Los investigadores trabajaron con este material durante dos años para poder llegar a la conclusión de que se trata de "la octava maravilla del mundo y el eslabón perdido".