Para un país cuya economía se sostiene en un 40% en la exportación de cobre, y el 50% si sumamos el resto de las exportaciones minerales, las pérdidas en infraestructura (puertos, viviendas, sistemas de comunicaciones, rutas, puentes) son un dato mayor.

Mientras el gobierno chileno aún no ha realizado un cálculo lo de los daños, algunas consultoras, como la especialista en desastres naturales Eqecat, los atinan entre 15.000 y 30.000 millones de dólares (15% del Pbi). En tanto, la firma santiaguina IM Trust, estimó que el terremoto podría haber generado pérdidas de entre 4.000 y 8.000 millones de dólares.

Chile no es Haití. En las antípodas de la isla caribeña, el país trasandino se encuentra en una sólida posición económica y financiera para solventar su reconstrucción. La presidenta Bachelet declaró que la tarea demandará aproximadamente 4 años.

El pueblo chileno se sacudió también al compás de la tierra. Pobladores de las zonas costeras afectadas denunciaron no sólo el saqueo de comercios, sino de sus propias viviendas, incluso por habitantes de otros poblados “o que bajan de los cerros”, según apuntó una vecina de Iloca.

En Concepción un hombre fue baleado. La explicación oficial se hace esperar, pero circula el rumor de que habría sido en una disputa por mercadería robada en comercios.

El toque de queda impuesto por Bachelet, medida extraordinaria que deja la zona en manos del ejército, es casi una respuesta al pedido de los alcaldes comunales de Renca y Conchali, ante una población que decidió tomar el orden en sus manos, armándose en cuadrillas que, con palos y cuchillos, están en vigilia permanente.