Unos 28 mineros fueron dados de alta ayer. Se suman a los tres que el jueves pasado abandonaron el Hospital de Copiapó, por lo que solo quedan dos hombres en observación, tras el inédito rescate a más de 600 metros de profundidad el jueves pasado.
La médica Paola Newman, directora del Hospital de Copiapó, confirmó ayer el alta de los trabajadores, que en su mayoría dejó el lugar de incógnito al escapar por las puertas laterales para evitar el acoso periodístico. Un grupo más reducido salió en vehículos de la Asociación Chilena de Seguridad, que hacían sonar sus sirenas, mientras los trabajadores filmaban por las ventanillas a los periodistas apostados en el lugar.
Los dos hombres que siguen hospitalizados, uno por un problema de vértigo y otro de salud dental, fueron derivados a dependencias de la Asociación Chilena de Seguridad. Se trata de Víctor Zamora, que se mantendrá en estudio luego de someterse a una operación dental en la que se utilizó anestesia completa. Mientras que Mario Sepúlveda, el segundo en salir de la veta siniestrada, seguirá en observación por un tratamiento antiestres y problemas de vértigo.
La policía y el gobierno regional de Atacama, reforzaron las medidas de seguridad, luego del asedio y los desórdenes registrados el jueves pasado cuando los primeros tres trabajadores retornaron a sus casas, más de dos meses después de la epopeya vivida bajo tierra.
La intendenta de Atacama, Ximena Matas, incluso no descartó poner carabineros en las casas de los 33. El jueves por la noche, los mineros Edison Peña, Carlos Illanes y el boliviano Carlos Mamani, retornaron a sus hogares en medio del asedio periodístico y de sus vecinos, que los recibieron con una algarabía por momentos descontrolada. Calles adornadas con guirnaldas, globos y banderas chilenas visten los humildes barrios donde viven los mineros.
"Jhimmy (Sanchez), resiste y acumulá historias para tus nietos. Ahora los de la U son tus hinchas. Te amamos y esperamos", se leía en un cartel pegado en la puerta de la casa del minero. Norma Lagues, prima de Jhimmy, contó que "él no tiene idea de lo que está pasando con los periodistas. Le contamos que es famoso, pero él ni se imagina cuánto".
Otro de los hombres que habló ayer con la prensa desde el hospital fue Osmán Araya (30), quien pidió perdón a Dios por sus errores y aseguró que al salir "su vida cambió al cien por cien".
En este sentido, el ministro de Salud, Jaime Mañalich, advirtió ayer que dentro de diez o quince días los mineros comenzarán a manifestar síntomas de stress postraumático. "Varios están en una situación delicada desde el punto de vista emocional, por lo cual tenemos una cuota de intranquilidad porque estamos entregando a las familias personas que están frágiles", dijo el ministro a la agencia argentina de noticias Télam. Según el ministro, "en cuanto las cosas empiecen a decantar, vivirán momentos extaordinariamente difíciles y van a necesitar ayuda, porque sus vidas ya no serán las mismas".
"Hay angustia por todo lo que tuvieron que soportar y hoy recién pudieron comenzar a contar -con dificultad- lo que realmente vivieron allá abajo, y hasta confesaron que pensaban que iban a morir. No es que no quisieran hablar antes: no podían", aclaró el funcionario.

