Unas 40 ballenas piloto, también conocidas como calderones, murieron ayer después que un grupo de unas 80 encallara el martes en una playa neozelandesa. El Departamento de Conservación lanzó ayer una llamada urgente para reclutar voluntarios que ayuden a mantener con vida a los calderones durante la noche, mojándolos de forma continua.