Sigmund Freud, cuyos libros fueron quemados por orden de Hitler en 1933, fue uno de los hombres más notables del siglo XX por su descubrimiento del psicoanálisis y por cambiar el concepto de que los niños eran inocentes en cuanto al sexo.
Aunque había ocurrido dos días antes, su muerte se difundió un 25 de septiembre de 1939. "En el exilio, en Inglaterra. El célebre Freud murió esta mañana", tituló en primera página el diario del partido comunista francés "Ce Soir" la noticia del fallecimiento el 25 de septiembre de 1939.
El titular incluía un error, pues el genial psiquiatra austríaco había perecido dos días antes, el 23 de septiembre, a los 83 años, por un cáncer de mandíbula.
A 70 años de su muerte, su figura genera controversias por dejar una serie de teorías, entre ellas el "Complejo de Edipo", cuyo nombre fue tomado de la tragedia griega de Sófocles que relata el deseo inconsciente por la madre y la rivalidad con el padre.
Freud situó el concepto de la sexualidad en una época en la que todo el mundo pensaba que los niños eran inocentes, y también generaba polémica en la sociedad vienesa con su teoría de que las mujeres se sentían inferiores porque carecían de pene. A los doce años leía a Shakespeare en inglés, hablaba seis idiomas, estudiaba obsesivamente y cenaba en su habitación para ahorrar tiempo.
En 1933, Hitler ya había quemado sus libros en Alemania, antes de que sus estudios revolucionaran el concepto de la sexualidad al descubrir zonas reprimidas de la mente. Nacido en 1856 en lo que hoy es República Checa, Freud se trasladó a los tres años a Viena con toda su familia, donde luego se recibió de doctor especializado en psiquiatría.
Era hijo de un comerciante de lanas, que tenía 41 años y dos hijos de otro matrimonio cuando nació el futuro padre del psicoanálisis, y su madre era 20 años más joven que su progenitor, circunstancia familiar que sus biógrafos señalan que despertó la curiosidad e inteligencia del futuro padre del psicoanálisis. Freud adoptó en 1896 el término psicoanálisis para referirse al estudio de la mente, como opuesto a lo físico, causado por un desorden psíquico.
Uno de los principales temas de sus estudios fue la cantidad de actividad que reúne la mente sin tener conciencia de ella, lo que derivó en su propuesta ahora famosa del modelo del Ego, SuperEgo. En 1895, publicó sus "Estudios sobre la histeria", en la describe sus teorías sobre la asociación libre de ideas, catarsis, hipnosis, transferencia, la fuerza inconsciente de la líbido o energía sexual, reunidos a través del psicoanálisis y de la interpretación de los sueños.
Freud estaba completamente consciente de la importancia de los sueños y la descripción de ellos como el "real camino" para entender el inconsciente. Por eso, en 1899. publicó su trabajo más famoso: "La interpretación de los sueños". También denominó "narcisismo" al proceso por el cual la libido (deseo, impulso) se dirige hacia uno mismo, basándose en el mito griego del personaje de Narciso que se enamoró de sí mismo.
Freud generó una gran polémica al considerar a la homosexualidad como una enfermedad, por lo que en aquellos años numerosos homosexuales fueron internados en institutos de salud mental, y también causó malestar entre las mujeres por su concepto de la "envidia del pene". En su libro "Análisis de lo profano", Freud señala que "la vida sexual del niño es, naturalmente, distinta a la del adulto". "Sin embargo, hemos descubierto que la niña lamenta grandemente la falta de un miembro sexual equivalente al masculino; se considera disminuida por esta carencia, y experimenta una envidia del pene que da origen a toda esta serie de reacciones femeninas características", afirma en su obra.