Buenos Aires, 8 de noviembre.- En sintonía con el sonar de la trompeta tradicional, comenzó en Berlín, capital de Alemania, la celebración por los 21 años de la caída del muro, que dividió al país en dos: Republica Federal Alemana y República Democrática. Los límites fueron establecidos en 1949, como una de las tantas huellas que dejó la Segunda Guerra Mundial. La idea de la construcción era proteger las fronteras de la nueva delimitación política.

Su alcalde, Klaus Wowereit, presidió el acto de inauguración de la plaza “9 de noviembre de 1989”, lugar que contiene información y fragmentos de aquella hora histórica. Cuando el reloj marcó las 21:20 de aquella fecha, 21 años atrás, cayeron las primeras piedras de una obra que se llevó a cabo con total hermetismo durante la noche del 12 al 13 de agosto de 1961 y así fue liberado el paso.

Los funcionarios presentes ante el monumento conmemorativo inaugurado hoy sobre la calle Bernauer, alrededor del cual se dejaron rosas y donde se abrió el primer paso fronterizo entre el este y el oeste, expresaron que es un deber "transmitir a los jóvenes que el poder de la libertad es siempre más fuerte que una dictadura".

A su vez, opinaron que otras paredes alrededor del mundo, como aquellas de Israel o las que separan México de los Estados Unidos, no pueden compararse al muro, dado que aquella pared de piedra se había levantado para “encarcelar a un pueblo”.

Fueron 28 años los que duró en pie el muro, el cual se extendía a lo largo de 45 kilómetros, a pesar de que la división comprendía muchos kilómetros más. Se consagró como una de las más famosas insignias de la Guerra Fría y de la historia de Alemania. Durante sus años de existencia, varias veces fue remodelado para su mantenimiento. Además, fueron muchos los que intentaron destrozarlo, derribarlo y hasta atravesarlo, dado la brutalidad del bloqueo, que no respetaba siquiera viviendas: muchos que no durmieron en sus casas durante la noche de la construcción se veían impedidos a regresar. Cientos de personas fallecieron por él y mancharon de sangre sus piedras.

Asimismo, esta barrera tenía su propia protección: una valla de tela metálica, trincheras que impedían el tránsito de vehículos, una cerca de alambre de púas, alarmas, y más de 300 torres de vigilancia y treinta búnkers.

East Side Gallery, el trozo de muro más grande que queda aún de pie, junto con los diferentes monumentos, centros de documentación, museos y varias placas conmemorativas, es uno de los lugares más visitados por los turistas.