Buenos Aires, 25 de enero.- El nuevo director del Fondo Mundial de Lucha contra la Tuberculosis, la Malaria y el VIH-SIDA, Marc Dybul, aseguró que el mundo tiene, por primera vez, la capacidad de controlar la expansión de estas enfermedades.

"Lo que realmente es excitante es que hasta ahora no hemos sido capaces de decir esto: se puede vencer a estas tres enfermedades", afirmó Dybul durante el Foro Económico de Davos.

Dybul asumió el cargo este lunes por un periodo de cuatro años, en los cuales quiere centrarse en dominar tres de las enfermedades más mortíferas y que a más personas afectan en el planeta.

"Tenemos los avances científicos de los últimos dos años y la experiencia de la institución (el Fondo) de la última década, que nos da el conocimiento para poder controlar completamente estas tres enfermedades", indicó.

El Fondo Mundial de Lucha contra la Tuberculosis, la Malaria y el VIH-SIDA nació en 2002 como un ente independiente de Naciones Unidas creado para financiar programas -tanto públicos como de organismos privados y de ONG- de lucha contra tres de las mayores "epidemias" del mundo.

"Asumo en un momento histórico que no debemos echar a perder", aseguró Dybul, matizando que "control" no significa erradicación.

"Controlarlas no significa acabar con ellas, sino traerlas de altos niveles de transmisión a bajos niveles de transmisión. Y con eso se logran tres cosas: se salvan millones de vidas, se evita la necesidad de nuevos tratamientos en el futuro, y se ahorran miles de millones de dólares que se invertirían en dichos tratamientos".

Dybul es incluso más optimista y asegura que, si en los próximos años las tres enfermedades se controlan, en dos lustros podemos empezar a hablar de acabar con las tres dolencias.

"En la próxima década, cuando tengamos más avances científicos, con vacunas que parecen esperanzadoras, podemos incluso pensar en acabar con las enfermedades", sostiene.

Para ello, se necesitan fondos, y en un contexto de crisis financiera no es algo que abunde; sin embargo, Dybul cree que el mundo no puede permitirse dejar pasar esta oportunidad.

"Por una parte está el lado humanitario de salvar millones de vidas, pero por otra parte están los miles de millones de dólares que nos vamos a ahorrar" en tratamiento, dice.