La seguridad papal se impuso como tema de discusión, luego de que una joven se abalanzara contra el Papa y lo derribara en la misa de Nochebuena celebrada el jueves pasado en el Vaticano. Se trata del incidente más serio sufrido por Benedicto XVI durante su pontificado.

La seguridad de Benedicto XVI no se puede blindar al cien por cien "si no es creando una muralla de separación entre el Pontífice y los fieles, algo impensable", conociendo el deseo del Papa de acercarse a las personas, afirmó ayer el portavoz vaticano, Federico Lombardi.

Minutos antes de que el Papa se dirigiera a las decenas de miles de personas que abarrotaron la plaza vaticana de San Pedro, Susanna Maiolo, de 25 años y nacionalidad ítalo-suiza, sorprendió a los católicos y a la seguridad vaticana al superar una valla en la basílica, llegar hasta el Papa, agarrarse a sus vestimentas y derribarlo sobre el suelo de mármol.

El incidente tuvo lugar cuando el pontífice, de 82 años, flanqueado por personal de seguridad y obispos, caminaba por el principal pasaje de la basílica para iniciar la Misa de Gallo.

Miembros de la congregación gritaron cuando Maiolo, con un buzo rojo con capucha, saltó la barrera y se abalanzó sobre él.

El Vaticano dijo que era "psicológicamente inestable" y no estaba armada y que el pontífice no resultó herido. La mujer fue trasladada a un centro hospitalario italiano para recibir allí tratamiento psiquiátrico.

El Sumo Pontífice perdió el equilibrio y cayó al suelo, aunque logró levantarse rápidamente. Tras señalar que "el Papa está bien" Lombardi añadió que ciertos episodios son muy difíciles de evitar cuando se trata del contacto del Papa con los fieles, que son miles los que acuden a los actos papales.

Maiolo se agarró al palio (la estola blanca con cruces negras, que pende de los hombros sobre el pecho) del Papa, que cayó al suelo. En cuanto hizo contacto con el Pontífice, Maiolo fue interceptada por un guardaespaldas que la arrojó al suelo, llevándose consigo a Benedicto XVI. Ayudado por el personal del protocolo pontificio, el Papa se levantó y prosiguió en procesión hasta el altar mayor para celebrar la Misa del Gallo.

Peor suerte corrió el cardenal francés Roger Etchegaray, de 87 años, que formaba parte de la procesión junto al Pontífice y que también cayó al suelo, rompiéndose la cabeza del fémur, por lo que tuvo que ser hospitalizado y será operado en los próximos días.

Benedicto XVI celebró la larga Misa del Gallo sin problemas y ayer leyó el Mensaje de Navidad e impartió la bendición Urbi et Orbi con la voz clara y firme.

"Es sorprendente que ocurriera dentro de San Pedro, porque la seguridad allí es mucho más estricta que en el pasado", dijo el arzobispo de Westminster, Vincent Nichols, líder de los católicos de Inglaterra y Gales. "Estoy seguro de que esos arreglos se revisarán y se tomarán más recaudos", agregó.

La joven de 25 años fue apresada por la seguridad vaticana y se encuentra a disposición de la misma. Inmediatamente después de ser detenida, Maiolo fue llevada a la Gendarmería vaticana, donde se mostró confusa y agitada. Dijo que había querido abrazar al Pontífice. Acerca del futuro de la "agresora", el vocero papal no dio detalles, pero señaló que la justicia vaticana "en general suele ser benévola".