La única expectativa de rescate de los 33 mineros enterrados por un derrumbe en una mina de cobre y oro "son los trabajos con una sonda nueva con cabezales más precisos", con la que comenzaron a abrir un agujero de 15 centímetros por donde pasar agua, informó ayer Agustín Latorre, vocero de la Federación Minera de Chile.
Los mineros permanecen atrapados a 700 metros bajo tierra desde el 9 pasado de agosto, en un yacimiento de la mina San José, en Copiapó, a 800 kilómetros al Norte de Santiago. Con esta sonda de 15 centímetros de diámetro se espera abrir un orificio por el que llega luz, una cámara de visión nocturna y sonido; una vez que ubican a los mineros, les bajan agua, alimentos y medicamentos en pequeñas cantidades.
Mientras tanto, en un campamento bautizado "Esperanza", decenas de familiares "viven un drama enorme, agolpados en carpas aledañas a donde están atrapados sus familiares".
"Estamos haciendo todo lo posible para seguir avanzando", dijo la vocera del gobierno, Ena von Baer, después de que el ministro de Minería, Laurence Golborne, admitiera que se tardará días en establecer contacto con los trabajadores.
Andre Sougarret, quien encabeza el grupo de expertos rescatistas, indicó que en el nivel 350 hallaron un bloque de 700 toneladas de rocas que podría caer, del mismo modo que sucedió con el que sepultó a los mineros hace diez días.

