UBS, el mayor banco de Suiza, sufrió ayer un nuevo golpe para su ya castigada reputación al informar que las operaciones no autorizadas de un agente bursátil han abierto un agujero en su cuenta de resultados de 2.000 millones de dólares.

Después de rozar la quiebra por la crisis financiera de 2008, de ceder a las presiones de EEUU para que facilitara información de 4.500 de clientes, de anunciar el despido de miles de trabajadores y de romper el secreto bancario para entregar a EEUU los datos de 4.500 presuntos evasores fiscales, lo ocurrido representa un serio revés para la entidad, cuyas acciones caían por encima del 8% en la Bolsa de Zúrich.

En un comunicado el banco informó que el presunto fraude todavía es investigado, pero que hasta ahora se ha podido constatar la importancia de la pérdida originada por esta actividad. Además todo parece indicar que la fuente del supuesto fraude está en Londres, donde la policía informó de la detención de un hombre de 31 años por un presunto delito de abuso de confianza.

El episodio recuerda lo ocurrido en banco francés Société Générale a principios de 2008, cuando uno de sus agentes generó unas pérdidas de 4.900 millones de euros.