El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, asumió este jueves un segundo período de seis años, considerado ilegítimo por gran parte de la comunidad internacional, con un país en ruina y cada vez más aislado.

Maduro, de 56 años, juró ante el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) y no en el Congreso, único poder no oficialista.

La Unión Europea (UE), Estados Unidos y el Grupo de Lima -de 14 países-, desconocieron la reelección de Maduro en los comicios del pasado 20 de mayo, adelantados por la oficialista Asamblea Constituyente y boicoteados por la oposición, que los consideró un fraude.

La UE y el Grupo de Lima -excepto México- no enviaron representantes a la ceremonia, a la que acudieron los presidentes de Bolivia, Cuba, El Salvador y Nicaragua y delegados de otros países aliados como China, Rusia y Turquía.

Heredero político del líder socialista Hugo Chávez (1999-2013), el exchofer de colectivos y exsindicalista gobierna con mano fuerte tras haber sacado del juego a sus adversarios, con el control institucional y el apoyo de los militares, a quienes dio enorme poder económico.

No obstante, la desesperanza y resignación se palpan en muchos venezolanos, asfixiados por la peor crisis que haya sufrido en su historia moderna el país con las mayores reservas petroleras del mundo.

Además de la escasez de comida y medicinas, los venezolanos lidian con una una hiperinflación que según el FMI alcanzará 10.000.000% en 2019.

En lo que considera la migración más masiva de América Latina en décadas, la ONU calcula que 2,3 millones de venezolanos salieron del país desde 2015 y estima que esa cifra subirá a 5,3 millones en 2019.

Durante el gobierno de Maduro, la economía se redujo a la mitad y se contraerá 5% en 2019, según el FMI; además, el país y su petrolera cayeron en default y la producción de crudo, fuente de 96% de los ingresos, se redujo a 1,4 millones de barriles diarios, la más baja en 30 años.

Pero el presidente promete bienestar: "Me comprometo a realizar los cambios que hacen falta en Venezuela para (...) la prosperidad económica", dijo el miércoles.

Su reelección provocó una seguidilla de sanciones de Estados Unidos y la UE contra el círculo de poder, y los analistas prevén mayor presión internacional.