Varias explosiones en colegios electorales de Afganistán dejaron este sábado al menos 17 muertos y enlutaban las elecciones legislativas afganas, que los talibanes y el grupo Estado Islámico (EI) amenazaron con teñir de sangre.

El ministerio del Interior indicó haber contado "15 ataques enemigos" en todo el país, la mayoría de ellos explosiones de artefactos caseros y disparos de cohetes.



 

Al menos 15 personas murieron, entre ellas civiles y policías, en un atentado suicida en un centro de votación en Kabul, confirmó el vocero del Ministerio del Interior, Nasrat Rahimi. Además, otras 60 personas resultaron heridas.

El kamikaze "fue visto cerca de un centro de votación en Kabul y accionó su cinturón de explosivos", dijo la policía de la capital. Además se registraron ataques en la provincia norteña de Kunduz, en las orientales Kapisa y Logar, y la meridional Ghazni.

En Kunduz el lanzamiento de casi medio centenar de morteros y otros ataques "dejaron al menos dos muertos y más de 40 heridos", mientras continuaban "los combates en al menos tres distritos", dijo el jefe del Consejo Provincial de Kunduz, Yusuf Ayubi.



 

Con más de tres años de retraso, Afganistán acude hoy a las urnas para elegir un nuevo Parlamento. Antes de la cita electoral los talibanes ya habían asegurado que iban a a bloquear el proceso. El presidente afgano, Ashraf Ghani había votado a primera hora en una escuela de la capital, Kabul, desde donde animó a sus compatriotas "a salir y votar".

Para garantizar la seguridad en los comicios, el Gobierno desplegó en todo el país 70.000 soldados y policías. Abrieron 4.900 centros electorales en 32 provincias, después de que la meridional Kandahar decidiera retrasar los comicios tras el atentado el jueves en el que murieron parte de los jefes de seguridad de la región.

Mientras tanto, los talibanes recordaron hoy a la población que "los centros electorales del enemigo en todo el país están bajo ataque", por lo que pidieron a los ciudadanos que no participen en este "falso proceso" si "desean salvar sus vidas", aseguró en un comunicado el portavoz talibán, Zabihullah Mujahid.



 

Previstas inicialmente para el verano de 2015 pero retrasadas a causa de la precaria situación de seguridad, la inestabilidad política y los problemas financieros, las elecciones se consideran como una prueba para la frágil democracia afgana y un test antes de los comicios presidenciales, previstos para abril de 2019.

Por primera vez desde el final de la misión militar de la OTAN en 2014, el Gobierno afgano es responsable de la seguridad durante las elecciones.