Europa va olvidando sus reservas a la nueva Ruta de la Seda china. El ministro de Finanzas alemán, Peter Altmaier, dijo el viernes que los principales países de la Unión Europea (UE) quieren firmar un memorándum de entendimiento con Beijing para participar en la iniciativa china.

Bulgaria, Grecia, Hungría, Italia (el último país europeo en unirse tras firmar su acuerdo a principios de abril y el primero del G7, las naciones más industrializadas), Polonia y Portugal son los seis miembros de los 28 que suma la UE que ya firmaron memorándum de entendimiento con China, desmarcándose de sus socios europeos en un movimiento que Bruselas vigila con lupa.

Altmaier adelantó que los gobiernos europeos no firmarán de forma individual, sino que lo hará la UE como bloque (las competencias comerciales en Europa están centralizadas en Bruselas) y dijo que Alemania, España, Francia y el Reino Unido ya están de acuerdo en llevar a la UE por ese camino, por lo que ya habría visto bueno de las principales economías del bloque. La propuesta es hasta ahora una iniciativa alemana.

La última cumbre euro-china, celebrada el pasado 9 de abril en Bruselas, no dejó claro que Europa estuviera dispuesta a participar en la Nueva Ruta de la Seda china, por lo que el anuncio de Altmaier implicaría un giro justo cuando el bloque entra en estado electoral por las elecciones europeas del próximo 26 de mayo.

Antes de firmar un memorándum de entendimiento con Beijing, la UE necesita que todos sus miembros estén de acuerdo. A cambio exigirá a China que abra más sus mercados a las empresas europeas, que además deberán poder actuar en igualdad de condiciones con sus competidoras chinas.

Altmaier dijo que la mayoría de gobiernos europeos está de acuerdo en firmar y hacerlo de forma conjunta. Saben que negociando todos juntos con China pueden hacerlo de igual a igual.

Altmaier, que participaba en la conferencia de la Ruta de la Seda en Beijing, explicó que “los grandes países europeos hemos acordado que no firmaremos memorándum de forma individual sino entre la UE y China”. El ministro alemán también dijo que había pedido al presidente chino Xi Jinping que se comprometa a hacer que China avance en libre comercio, multilateralismo y desarrollo sustentable, los asuntos en los que Europa se siente abandonada por EE.UU. desde la llegada al cargo del presidente Donald Trump.

Proyecto para dominar el mundo o mecanismo facilitador del desarrollo a través del comercio y las inversiones, la Nueva Ruta de la Seda china es un gigantesco proyecto de inversiones e infraestructuras por más de un billón de dólares y que espera tener presencia en los cinco continentes pero sobre todo en Asia y Europa. La entrada de Europa sería una señal muy potente del éxito para China y un revés para EE.UU.

Cualquier cosa cabe debajo del paraguas de este proyecto. No sólo infraestructuras como puertos, carreteras, vías férreas o aeropuertos. También estandarización de normas y aduanas, del funcionamiento de tribunales y hasta proyectos culturales.

La BRI (por sus siglas en inglés, en mandarín es Yi Dai Yi Lu), Belt and Road Initiative, coloquialmente Nueva Ruta de la Seda, tiene como objetivo abrir vías a China hacia el oeste y permitirle competir de igual a igual con EE.UU. y Europa en comercio e inversiones.

Los últimos documentos de estrategia de la Comisión Europea tratan a China como “un rival sistémico”, una amenaza a la seguridad europea y un modelo alternativo de sociedad y gobierno. Pero China también es un socio clave para Europa por su potencia industrial y su cada vez mayor clase media.

El anuncio de Altmaier no implica un paso inmediato del Continente. Fuentes comunitarias aclararon a Clarín que la UE como bloque no está oficialmente estudiando unirse a la iniciativa china. Pero el planteo alemán anticipa puntos de vista.

El acoso tarifario de EE.UU. contra la UE acaba de agravarse con la decisión de Washington de habilitar procesos judiciales en tribunales norteamericanos contra las corporaciones europeas que han invertido durante medio siglo en Cuba. Alemania también es blanco de la Casa Blanca que amenaza con una lluvia de aranceles contra las exportaciones de automóviles a EE.UU., un negocio que según Trump es un peligro para la seguridad nacional norteamericana. La cercanía con China, aun desde la retórica, responde a esos manejos.

Fuente: Clarín