Comandos del Ejército israelí mató ayer al menos a diez activistas de derechos humanos al abordar en aguas internacionales al principal barco de la Flotilla de la Libertad que pretendía llevar ayuda humanitaria a la franja de Gaza, desatando la ira en el mundo árabe y una dura condena mundial que no incluyó a EEUU. El principal aliado de Israel, sólo lamentó la pérdida de vidas.
Las trágicas consecuencias del asalto han desencadenado una ola de protestas que han obligado al primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, a suspender la entrevista que tenía programada para hoy en Washington con el presidente Barack Obama, y regresar a Israel.
Por su parte, el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abás, ha decretado tres días de luto en respuesta a un ataque cuyas consecuencias calificó de "masacre".
Naciones europeas, así como la ONU, Turquía y el Vaticano, expresaron su conmoción e indignación por el sangriento final que tuvo un intento de activistas internacionales por romper el bloqueo israelí a la Franja de Gaza.
La Armada israelí detuvo a seis embarcaciones con 750 activistas -la mayoría turcos- y 10.000 toneladas de suministros camino al enclave palestino gobernado por islamistas.
La flotilla transportaba a activistas de 60 nacionalidades -entre ellos varios diputados europeos y una premio Nobel de la Paz, la norirlandesa Mairead Corrigan Maguire.
Israel, que cortó todo suministro de comunicaciones a la flotilla, informó de diez muertos pero se ha negado a revelar sus identidades o nacionalidades. Organizaciones humanitarias elevan, no obstante, a catorce el cómputo de víctimas mortales.
El número de heridos, varios en estado grave, asciende a 38 activistas internacionales y cinco soldados israelíes, de acuerdo con diversas fuentes.
Israel ha remolcado al puerto de Ashdod, al Sur de Tel Aviv, todas las embarcaciones de la flotilla y a sus pasajeros en condición de arresto, aunque algunos se han encerrado en sus cabinas y rehusan entregarse.
Alrededor de las 4.00 hora local (11 de argentina) dos helicópteros del Ejército israelí con comandos de la unidad de elite de la Armada se posaron uno detrás de otro sobre la cubierta superior del Mavi Marmara, cuyo pasaje era en su mayoría turco, el barco más grande y cuyo abordaje desencadenó la tragedia.
Imágenes transmitidas en directo por la televisión turca muestran el momento del abordaje y la petición por megafonía de uno de los activistas, Yardim Gemilerine Mudahale, que anunciaba al Ejército israelí la existencia de "tres muertos" y que "necesitamos ayuda".
De casi el momento mismo de la intervención ha sido imposible contactarse con alguno de los activistas, parlamentarios europeos o periodistas a bordo porque todos sus aparatos de comunicación han sido requisados por Israel.
Testigos presenciales citados en los primeros momentos del ataque hablaban de que los comandos descendieron de los helicópteros disparando sobre la cubierta que ocasionaron el baño de sangre.
La versión del Ejército israelí es que un grupo violento de activistas recibió a los comandos con varas de acero, granadas de estruendo, navajas, cócteles incendiarios y otras armas con las que causaron graves heridas a dos de los primeros soldados, a uno de los cuales tiraron a una cubierta inferior.
El alto mando israelí sostuvo que sus hombres abrieron fuego después de que los activistas disparasen con dos pistolas que quitaron a dos comandos que habían conseguido reducir a golpes.
Israel llevaba días preparando el asalto a la flotilla para hacer cumplir el bloqueo por tierra, mar y aire que impuso a Gaza hace tres años, los mismos que gobierna en la franja palestina el movimiento islamista Hamás.
Desde entonces, Israel impide el libre acceso de bienes de consumo, materiales de construcción y todo tipo de productos básicos y medicamentos, lo que impulsaba la acción humanitaria de la "Flotilla de la Libertad".