Un atacante suicida detonó ayer un coche bomba cerca de una comisaría del Norte de Pakistán y mató a 32 personas, en un atentado reivindicado por los talibanes como represalia por la muerte del líder de Al Qaeda, Osama Bin Laden. Con este ataque han pedido a EEUU la retirada de entrenadores militares.
Un suicida a bordo de un coche detonó una carga explosiva frente a una estación de policía en Hangu, en el Noroeste de Pakistán, un día después de que un ataque similar en Peshawar. Fuentes médicas dijeron que hubo 56 heridos.
‘Asumimos la responsabilidad por este ataque. Pronto verán ataques más grandes‘, dijo un vocero de los talibanes paquistaníes.
‘La venganza por Osama no puede satisfacerse sólo con ataques pequeños‘, agregó este portavoz islamita, Ehsanullah Ehsan, en declaraciones desde la clandestinidad.
