Francisco sostuvo ayer que ‘hace falta una Iglesia que no tenga miedo a entrar en su noche‘ y sea ‘capaz de acompañar‘ a la gente, y realizó una fuerte autocrítica de la institución ante la pérdida de fieles y pidió volver a ‘enardecer el corazón‘ de los católicos.
Así lo hizo al hablar durante un almuerzo en el Palacio Arzobispal San Joaquín con los cardenales de Brasil y prelados de la región, a quienes instó a ser ‘obispos y curas callejeros de la fe’. Pidió llevar el evangelio a las villas, a las favelas y no quedarse ‘enclaustrados’ en las parroquias.
Al referirse al alejamiento de los fieles, el Papa argentino reconoció que ‘tal vez la Iglesia se ha demostrado demasiado débil, demasiado lejana de sus necesidades, demasiado pobre para responder a sus inquietudes, demasiado fría para con ellos, demasiado autorreferencial, prisionera de su propio lenguaje rígido‘.
‘Hace falta una Iglesia que no tenga miedo a entrar en su noche. Necesitamos una Iglesia capaz de encontrarse en su camino. Necesitamos una Iglesia capaz de entrar en su conversación‘, dijo Francisco en un enfático mensaje a los cardenales y obispos brasileños.
Y, reclamó: “Necesitamos una Iglesia que sepa dialogar con aquellos discípulos que, huyendo de Jerusalén, vagan sin una meta, solos, con su propio desencanto, con la decepción de un cristianismo considerado ya estéril, infecundo, impotente para generar sentido‘.
Habló también de la necesidad de ‘no alejarse de la sencillez‘ y reconoció que ‘a veces perdemos a quienes no nos entienden porque hemos olvidado la sencillez, importando de fuera una racionalidad ajena a nuestra gente‘.
‘Hoy hace falta una Iglesia capaz de acompañar, de ir más allá del mero escuchar, una iglesia que se ponga en marcha con la gente, una Iglesia que pueda descifrar esa noche que entraña la fuga de Jerusalén de tantos hermanos‘, dijo. En un tramo destacable de su discurso, el Papa habló sobre la participación de la mujer en la Iglesia y pidió ‘no reducir su compromiso‘, sino promover ‘su participación activa en la comunidad eclesial‘. ‘Si pierde a las mujeres, la Iglesia se expone a la esterilidad‘, expresó Jorge Bergoglio, y destacó su labor ‘fundamental en la transmisión de la fe‘.