Unas trece millones de personas de países desarrollados padecen de electrosensibilidad o ‘alergia del Wi-Fi‘, un mal que aún no calificado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como enfermedad, y que es provocada por la recurrente exposición a los campos electromagnéticos.
Países como Suecia, España, Alemania e Inglaterra han presentado casuística donde esta patología afecta al menos a 13 millones de personas y estudios independientes afirman que 1 de cada 1.000 personas se encuentra afectada por la electrosensibilidad.
Los campos electromagnéticos generan radiaciones. Estas pueden ser ionizantes o no ionizantes según modifiquen o no la estructura de la célula. Es así como los rayos gama (ionizantes, resultante de reacciones atómicas y/o nucleares) y los rayos X son considerados perjudiciales para el ser humano, pudiendo ocasionar cáncer o malformaciones.
En cambio, las ondas de radiodifusión o las de la telefonía móvil (no ionizante) son de baja frecuencia y no producirían alteración celular.
Entre sus síntomas y signos más comunes se destacan los dolores de cabeza, insomnio, cansancio crónico, irritabilidad, alteraciones en la piel y pérdida de la memoria en corto plazo, que son provocados cuando una persona se encuentra cerca de aparatos eléctricos, transformadores, antenas de telefonía móvil y otras fuentes de radiaciones.
No se descarta que provoquen este mal algún tipo de teléfono inalámbrico doméstico, los routers Wi-Fi instalados en el interior de las viviendas que emiten microondas en forma permanente, los celulares durante las conversaciones y cualquier aparato doméstico que esté en funcionamiento como el televisor, que puede generar campos eléctricos y ocasionar riesgos si la exposición es prolongada.
La electrosensibilidad también es llamada “el síndrome de las microondas” y suele afectar a quienes tienen su sistema inmunitario debilitado, o bien estén en desarrollo, como los ancianos, los enfermos o los niños.
El español José Luis Bardassano, director del Departamento de Especialidades Médicas de la Universidad de Alcalá de Henares, consideró que la enfermedad puede provocar trastornos neurológicos.
También el Consejo Europeo advirtió sobre los efectos perjudiciales de este tipo de ondas.
Otros científicos que estudian el avance de esta enfermedad afirman que los campos electromagnéticos entorpecen el funcionamiento del organismo humano y de todos los seres vivos, y dan como ejemplo, el ciclo de la producción de la hormona melatonina, que es el que regula el sistema inmunitario y hormonal.
Consideran que alimentos ricos en melatonina como las nueces, avena, arroz integral o pollo pueden ayudar a las personas sanas a prevenir los efectos nocivos de las radiofrecuencias y a los afectados de electrosensibilidad a recuperar el equilibrio perdido.
La electrosensibilidad presenta un conjunto de síntomas y signos que podrían constituir un síndrome, pero todavía no ha sido reconocida oficialmente por la OMS como una enfermedad. No obstante, recomienda adoptar estándares establecidos por la Comisión Internacional para la protección de radiaciones no ionizables, una medida que cuenta con el aval de la OIT y de la Unión Europea. Suecia fue el primer país que la aceptó como causa de invalidez física y la cifra de afectados sobrepasó los 250 mil.
Fuente: Télam

