La ex presidenta chilena Michelle Bachelet subió ayer un nuevo escalón en su sorprendente carrera política al ser nombrada por el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, responsable de la nueva agencia especializada en la mujer (ONU Mujer) del organismo mundial.

El cargo la pone al frente de una entidad equiparable al Fondo de la ONU para la Infancia (Unicef), con el rango de subsecretario general, el más alto dentro de la jerarquía administrativa del organismo mundial, tras el de secretario general.

El secretario general de las Naciones Unidas, Ban ki-Moon resaltó que la ex mandataria chilena (2006-2010) aportará a este nuevo cargo "su historial de liderazgo dinámico y global, habilidades políticas probadas y una capacidad poco común de crear consenso".

"Tengo la confianza de que bajo su firme liderazgo podemos mejorar las vidas de millones de mujeres y niñas en todo el mundo", afirmó.

Bachelet es considerada por el 43% de sus compatriotas, según una reciente encuesta de la consultora Ipsos, como el mejor gobernante que Chile ha tenido en sus 200 años de vida independiente, mientras en todos los sondeos de opinión su popularidad se mantiene en torno al 80%.

No es poco para quien se asombraba en 2006 de haber llegado a La Moneda cargando "cuatro pecados capitales" en un país de tintes conservadores: ser mujer, agnóstica, socialista y separada.

Tras dejar el Gobierno, Bachelet ha sido señalada como la candidata ideal para que en 2014 regrese la Concertación, la coalición de centro izquierda desplazada del poder después de veinte años por el derechista Sebastián Piñera.

El carisma de esta hija de un general democrático que murió en la cárcel tras el golpe militar de 1973 no se resintió ni siquiera por el momento amargo en que entregó la Presidencia a Piñera, dos semanas después del terremoto que devastó parte de Chile el pasado 27 de febrero.