El príncipe Guillermo y Kate regalaron a la población, en el momento más esperado de la boda, no uno si no dos tiernos besos en el balcón del palacio de Buckingham ante miles de personas congregadas en el lugar.
La pareja repitió la escena de los padres de Guillermo -el príncipe Carlos y Diana de Gales en julio de 1981- al darse un beso ante miles de personas que gritaban "Guillermo y Kate".
Ante el júbilo de los miles de personas que se concentraron en la gran plaza frente al palacio y en sus alrededores, Guillermo tomó la iniciativa y besó brevemente a Kate.
Se puede decir que en ese momento habían cumplido, pero la gran sorpresa fue que hubo una segunda demostración de afecto, lo que será interpretado por muchos como una prueba más de que este es un matrimonio entre dos personas realmente enamoradas.
El segundo beso se produjo bajo el sobrevuelo de la escuadrilla aérea que conmemoró la boda con una exhibición sobre Londres, con aviones militares de la II Guerra Mundial y cazas modernos.
Después de los recién casados, salieron al balcón la reina Isabel II y el duque de Edimburgo; los padres de Kate, Michael y Carol; el príncipe Carlos y Camilla, duquesa de Cornualles.
El balcón fue adornado por una cortina de color carmesí y contaba con ribetes amarillos, color que sintoniza con los tonos dorados de algunas de las rejas de la residencia oficial de Isabel II.
Tras la aparición en el balcón, el vuelo rasante de varios aviones de la Real Fuerza Aérea británica (RAF) irrumpió en el cielo sobre el palacio, dando punto final a la ceremonia del enlace.
Los aviones utilizados en este vuelo fueron un Lancaster, un Hurricane, un Spitfire, dos Tornado GR4 y dos Typhoons.
El "sí, quiero" fue recibido con júbilo en todo el país, donde millones de personas han seguido en las calles y en sus domicilios la que ha sido declarada como la primera "boda del siglo XXI".
En medio de una avalancha de banderas británicas y artilugios patrios de lo más variopinto, decenas de miles de personas se echaron ayer a las calles de Londres para no perder detalle del trayecto de la comitiva real y vivir, en primera persona, la boda del año.
Pamelas convencionales a tono con la tradición, sombreros más estrambóticos con las imágenes del príncipe Guillermo y Kate, rostros pintados de azul, rojo y blanco o pelucas gigantescas fueron sólo algunos de los variados complementos que los más patrióticos escogieron hoy para meterse en ambiente y mostrar su apoyo a la familia real.
Y es que el casamiento del príncipe Guillermo y Kate desencadenó el alboroto popular en la capital, donde los más monárquicos dieron rienda suelta a su fervor nacionalista y los curiosos presenciaron en directo un momento histórico.
Millones de británicos se olvidaron ayer por un día de la crisis económica y descorcharon botellas de champan para celebrar por todo lo alto la boda entre el príncipe Guillermo y Kate en parques y plazas de todo el Reino Unido.

