Tras un fallo del Consejo de Estado de Turquía que lo avala, el presidente Recep Tayyip Erdogan decretó que Santa Sofía, la emblemática basílica ortodoxa, devenida en mezquita y luego en museo y patrimonio de la Unesco, volverá a ser un templo de los fieles musulmanes. Esta semana, aún antes que el Consejo de Estado turco fallara que Santa Sofía es propiedad de la Fundación Fatih Sultan Mehmet y había sido registrada para ser utilizada únicamente como mezquita, la Iglesia Ortodoxa Rusa había advertido que la reapertura como un templo islámico sería "amenaza a toda la civilización cristiana".

"Una amenaza a Santa Sofía es una amenaza a toda la civilización cristiana y, por lo tanto, a nuestra espiritualidad e historia", sentenció el lunes pasado la máxima autoridad de la Iglesia Ortodoxa Rusa, el patriarca Kirill.

Sin embargo, dos semanas antes, la conferencia de obispos católicos en Turquía había anunciado que no cuestionaría los planes del gobierno de Erdogan de reabrir Santa Sofía como una mezquita y ya no como museo abierto a todos.

"Somos una iglesia sin un estatus jurídico por lo que no podemos dar ningún consejo sobre cuestiones internas del país", informó la conferencia, según un comunicado difundido por la agencia Servicio de Noticias Católico.

La magnifica basílica se terminó de construir en el año 537 durante el reinado del emperador bizantino Justiniano y durante siglos fue el centro de la Iglesia Ortodoxa Rusa. Cuando el Imperio Otomano conquistó la ciudad -por entonces Constantinopla- en 1453, la basílica se convirtió en una mezquita: se cubrieron las imágenes cristianas, se construyeron minaretes y la caligrafía árabe pasó a dominar el interior.

El Consejo de Estado, la mayor corte administrativa de Turquía, decidió esta semana que Atatürk no tenía el poder para cambiar el estatus religioso de la antigua basílica y convertirla en un sitio laico y, por tanto, revirtió su decreto, el paso legal que necesitaba el gobierno para cumplir con su promesa.

Santa Sofía fue declarada también Patrimonio de la Humanidad por Unesco, la agencia de la ONU que ayer le recordó a Turquía que esta distinción conlleva "compromisos y obligaciones", entre ellas, que los sitios no sufran "ninguna modificación", según informó la agencia DPA.