Eran las 3 de la mañana y el hijo de 11 semanas de Samantha Whitney Jones estaba llorando. Entonces, la mujer hizo lo que muchas madres harían: sentarse y amamantarlo.

Pero unas cinco horas más tarde, su bebé moriría. La causa del fallecimiento, según los fiscales, fue una "combinación letal de drogas" que ingirió a través de la leche materna de Jones.

Hace unos días, la madre, de 30 años y original de Pensilvania, fue acusada de homicidio criminal por la muerte de su hijo recién nacido, que fue identificado como R.J. Una autopsia reveló que la sangre del bebé contenía metadona, anfetamina y metanfetamina, de acuerdo a una declaración jurada de causa probable.

Como que la investigación aún está en curso, es posible que Jones pueda enfrentar cargos que conlleven una sentencia de cadena perpetua, según apuntó la fiscal adjunta de distrito Kristin McElroy en un comunicado de la Oficina del Fiscal del Condado de Bucks County. La fianza de Jones se estableció en USD 3 millones en efectivo.

Louis Busico, el abogado que representa a Jones, no pudo ser contactado para hacer declaraciones sobre el caso.

En la madrugada del 2 de abril, Jones dijo a la policía que estaba "demasiado cansada" para bajar y preparar una botella de fórmula para R.J. Por esa razón optó por amamantar, pero contó que el pequeño "dormitaba de vez en cuando" y no estaba segura de si realmente estaba bebiendo leche.

Alrededor de las 6 de la mañana, el marido de Jones encontró a su esposa durmiendo y a R.J. llorando. Cuando la mujer se despertó, le pidió a su marido que preparara una botella de fórmula, que luego le dio a su hijo en la cuna. Jones se volvió a dormir y cuando despertó, una hora más tarde, fue a ver a R.J.

El bebé estaba acostado en su cuna, pálido y sin respiración, con "mucosidad sanguinolenta en la nariz", de acuerdo al informe judicial. Jones gritó a su madre, Cheryl Jones, que también estaba viviendo en su casa, y llamó a la policía. Cheryl comenzó la reanimación cardiopulmonar y las autoridades llegaron minutos después.

R.J., que había sufrido un paro cardíaco, fue trasladado de urgencia al Hospital Doylestown, a poco más de 10 kilómetros de distancia, pero ya era demasiado tarde. Alrededor de las 8:30 de la mañana, R.J. fue declarado muerto.

Jones explicó a la policía que había estado amamantando a su bebé durante todo este tiempo, pero cambió a la fórmula unos días antes de su muerte porque estaba preocupada ya que R.J. "no estaba recibiendo suficiente leche de lactancia y, por lo tanto, no estaba durmiendo". Las autoridades analizaron el contenido de la fórmula para bebes y la botella utilizada para alimentar a R.J. la mañana en que murió, y ninguno de ellos dio positivo en el test de "drogas ilícitas".

En el momento de la muerte de R.J., Jones confirmó que estaba tomando metadona, que le habían recetado como parte del tratamiento para una adicción a los analgésicos. Jones también la había tomado durante el embarazo de R.J., según aseguraron los investigadores.

De acuerdo con un artículo de 2008 publicado en Canadian Family Physician, las mujeres que usan metadona como parte del tratamiento médico no deben ser desalentadas a la lactancia materna. "Los beneficios de la lactancia materna superan, en gran medida, cualquier riesgo mínimo teórico", reza el artículo.

Sin embargo, se cree que las drogas estimulantes como la anfetamina o la metanfetamina "se concentran en la leche materna y pueden causar irritabilidad y perturbar el sueño de los bebés", según el Mater Mothers Hospital de Australia. El centro médico aconseja a las mujeres no amamantar de 24 a 48 horas después de usar ese tipo de sustancia y enfatizó en la importancia de extraer y deshacerse de la leche materna contaminada.

En 2002, la madre de California, Amy Prien, fue acusada de asesinato en segundo grado luego de que la oficina forense confirmara que su hijo de 3 meses había tomado una sobredosis de metanfetamina, que ingresó a su sistema a través de la leche materna. Se declaró culpable de homicidio involuntario en 2006. En 2012, otra madre de California fue sentenciada a seis años de prisión después de que su bebé de 6 semanas muriera después de ingerir lecha materna que también contenía metanfetamina. En 2014, Stephanie Greene fue condenada a 20 años de prisión en Carolina del Sur por la muerte de su bebé de 46 días, que había fallecido en noviembre de 2010 por una insuficiencia respiratoria. Las pruebas revelaron que la sangre del bebé contenía niveles tóxicos de morfina y clonazepam, de acuerdo a ABC News.

En la corte, Busico, el abogado de Jones, señaló que la mujer había "sufrido la mayor pérdida que cualquier ser humano puede sufrir". Dijo que la muerte del bebé había sido "un accidente horrible de proporciones insondables", aunque remarcó que no había sido un homicidio.

Fuente: Infobae